Por Guadalupe Juárez
Claudia Arámburo es una mujer de cálida sonrisa, amable y gentil. Es la presidenta y fundadora de Donadores Altruistas de Puebla.
El dolor de una experiencia personal lo ha transformado en ayuda a quien experimenta lo mismo que ella vivió hace años.
Desde la primera casa DAB, a un costado del Hospital del Niño Poblano, Claudia construye su sueño, un lugar donde las personas que tienen a una persona hospitalizada puedan refugiarse, más si están lejos de su hogar.
¿Cómo nace Donadores Altruistas de Puebla?
Nace de una vivencia personal. Yo, a la edad de 24 años, tuve mi segunda hija, quien tuvo una malformación congénita, y yo estuve dos meses en un hospital, mi hija estaba en un área de terapia intensiva y esta vivencia me marcó. La verdad es que es muy complicado. Yo creo que ningún padre está preparado para la enfermedad o para la muerte de un hijo, mi hija fue desahuciada, murió a los cuatro meses de edad. Continué con mi vida con otra hija pequeña, y al paso de muchos años, 24 años, entendí que será un gran regalo de vida y que, gracias a esta experiencia, hoy yo puedo trabajar para muchas mujeres, para muchas madres que tienen un hijo enfermo y que nos encontramos la gran mayoría de las veces solas en un hospital y enfrentando una situación para la que no estamos preparados. Entonces creo que esta vivencia personal, al lado de mi esposo, el doctor Gerardo Torres y de un gran amigo Emanuel Rivera, fundamos donadores altruistas de Puebla
Hablemos un poco de usted, ¿Quién es Claudia, ¿Cómo se define?
Pues actualmente me defino como una mujer de liderazgo social. Me gusta mucho, amo profundamente lo que hago, creo que soy una apasionada de la vida.
Creo mucho soy una mujer de mucha fe. Creo que Dios me ha sostenido en los momentos más difíciles de la vida, y hoy me permite o me da una misión que es ayudar, pues a muchos padres que atraviesan por una situación de enfermedad y de muerte de dolor de sus hijos, justo este dolor, pues lo he vuelto algo positivo, ¿no?
¿Cómo ha sido este proceso de pasar una experiencia dolorosa a ayudar a alguien más?
Mira, tuvo que pasar un largo tiempo para este proceso, primero de sanación, porque creo que primero tenemos que autosanar todas aquellas vivencias que han dañado nuestra vida de alguna manera, y que todo este sufrimiento cuando uno lo valora y lo interioriza te das cuenta que simplemente te ha fortalecido, que de cualquier experiencia dolorosa que haya pasado hace 10, 15 o 20 años, el estar hoy aquí nos dice que ya la pasaste, que sobreviviste a eso, ¿no? Yo creo que esa es la gran área de oportunidad que tenemos, y yo diría enfocada a las mujeres es no atorarnos en el sufrimiento, de creer que somos capaces, porque creo que este es como un sello que nos han colocado a las mujeres, que el exitoso es el hombre, es el que genera ideas, que los hombres son los directivos. De hecho, hay una estadística que indica que una mujer, en las altas esferas de poder y de decisión estamos a 130 años de distancia, es decir, que las mujeres podamos alcanzar el poder o estos puestos de liderazgo.
Yo creo que el primer paso es creer que nosotros somos capaces, que somos valientes, que hemos sido dotadas de un montón de herramientas más que los hombres para ser sensibles a problemáticas humanas, a problemas de educación, de crianza y de alimentación, porque hemos demostrado que una mujer es más fácil que esté al frente de su casa sola atendiendo casa y la parte profesional y sacando adelante a los hijos que al revés, que un hombre pueda hacerse cargo de la casa, de la crianza y del trabajo. Creo que normalmente hemos demostrado que podemos más entonces, pues mi mirada es en el creer, creer en nosotras mismas sentirnos capaces y encontrar también, cuál es esta capacidad o superpoder que cada una de nosotras tiene. Hay quien se distingue por la parte del deporte, el arte, la ciencia, mujeres que son capaces de ser buenas administradoras, buenas líderes, buenas enfermeras.
Creo que en cualquier terreno y en cualquier papel podemos ser una líder, como ama de casa, podemos ser líder e impactando en nuestra colonia, en nuestra universidad. En mi caso, me considero una líder social, que hoy ha impactado a más de medio millón de personas en ocho años de trabajo, y que esto permea todos los días para el mejoramiento de una población vulnerable.
¿Cuál cree que sea la huella que está dejando en la sociedad con todo este trabajo altruista?, ¿Cuál será su legado?
Mi legado es el modelo que hemos construido como organización civil. Yo le llamo corresponsabilidad actualmente. Estamos construyendo casa DAB, un edificio que será un centro de servicios para las familias que tienen a un paciente en el hospital, en este caso son niños, pero este modelo se puede replicar y creo que ya hace falta en cualquier puerta o más bien a la puerta de cualquier hospital, es decir, un centro de servicios donde acompañemos a una familia o a un familiar durante el proceso de enfermedad, vamos a pensar en el caso de los niños o de los pacientes en general, ellos tienen su batita, su camita, su charolita, pero qué pasa con quienes los cuidan, ¿dónde se baña? ¿dónde come? las necesidades que tiene que cubrir el día a día, alimentos, botellas de agua, si requieren pañales, una cobija, el ser escuchados.
Muchos de ellos migran temporalmente de sus lugares de origen para tener que desplazarse y buscar un hospital que les dé atención en la ciudad de Puebla, pero la gran mayoría son del interior del estado o de otros estados, entonces ante esta situación de migración de que se encuentran solos en un hospital, no solo hay que proveer a todos estos artículos para cubrir sus necesidades básicas, sino, también requieren de una familia que los acompañe, y creo que esta es la gran aportación de donadores altruistas a la sociedad y a una población que lejos de su hogar encuentran aquí a la familia.
¿Qué experiencias ha encontrado en este acompañamiento? ¿Algo que le haya marcado durante estos años, alguna historia en particular que la haya movido con esta lucha?
Pues habría muchas historias que contar, pero recuerdo una de manera muy particular que sí me tocó, y marcó mi vida, el nombre de la niña era Alejandra, ella tenía cáncer de pulmón, estaba entubada, y pues ya con muy pocas expectativas de vida, entonces la mamá se acercó y me pidió que le ayudara a buscar un donador de plaquetas. En ese momento, ni siquiera sabía qué eran las plaquetas, cómo buscar un donador, cómo saber el grupo sanguíneo de mis amigos, de mi entorno, y fue ahí donde empieza a formarse el primer club de donadores de sangre para los niños del hospital, y hoy creo que ese también es la misión más importante de la organización, porque queremos que la sociedad pueda hacer una acción solidaria que es gratuita, que es venir y donar sangre para la atención de los niños. De todos en general, pero principalmente los de cáncer, los niños con leucemia pueden necesitar más de 100 transfusiones, requieren constantemente de componentes sanguíneos y lamentablemente al estar fuera de su lugar de origen, aquí no tienen una familia, no tienen amigos que puedan venir a donar para ellos, entonces yo creo que como sociedad esta es otra gran aportación, fomentar una cultura de donación de sangre que para mí es uno de los actos más humanitarios y más heroicos, y que es tan simple y gratuito que no entiendo cómo como sociedad no hemos podido avanzar en ese tema.
¿Cómo funciona Altruistas de Puebla? ¿Qué apoyos son los que ofrecen a este para las familias?
Mira, para las familias ofrecemos un comedor comunitario, tenemos desayunos y comidas por una cuota de recuperación de 18 pesos la comida corrida para adultos y 10 pesos para niños. La verdad es que la comida es gratuita, esto que aporta nos ayuda a la operación a pagar el agua, el gas, el detergente, pero además dignifica mucho a la familia, porque cuando uno paga un servicio sientes que puedes exigir y que tú estás precisamente pagando por este servicio que se te da, ¿no?, entonces me parece que eso dignifica mucho a la persona. Tenemos un bazar que ofrece ropa, cobijas, chanclas lo que necesitan en un hospital. Tenemos una pequeña, pues le llamamos tiendita, donde se ofrecen pañales, botellas de agua, productos de higiene a muy bajo costo, y tenemos un servicio de peluquería también, un pequeño saloncito de belleza, y esto aporta como un poquito a la autoestima no a estar unos minutos aquí, dejar atrás la experiencia del hospital, el cansancio del día a día, el agotamiento, el dolor. Tenemos un grupo de oración que viene por los jueves en la tarde, que solo vienen a orar por los niños del hospital.
Y pues el acompañamiento aquí es permanente, aquí la gente nos puede buscar y podemos platicar con ellos rastrear algún medicamento, dar un apoyo cuando no les alcanza, el dinero para un medicamento, ayudar, y los gastos de traslados funerarios cuando, pues ya viven esa crisis, ¿no? Hay que fomentar la donación voluntaria de sangre y tratar de conseguir donadores permanentemente para la atención de los niños en el hospital.
¿Cuáles han sido los retos que ha enfrentado?
Pues mira, yo creo que el reto más importante es haber construido un modelo sustentable, sí nos llegan donativos, ya de manera frecuente, pero también la aportación que los padres hacen con esos cinco, diez pesos, significa tanto para que esta casa funcione, que me parece que es un gran modelo de apoyo social en el que todos ponen, o sea, nos ayudan empresas, nos ayudan benefactores, nos ayudan amas de casa, nos regalan ropa usada, nos traen un kilo de azúcar, pero aparte de eso todos los papás que se les brinda un servicio, aquí aportan una cuota mínima de recuperación, entonces primero es este modelo en el que esta es la casa de todos y todos aportamos. Me parece muy valiosa, la segunda es crear un equipo que es sensible a estas necesidades y que trabajamos como voluntarios, gratuitamente, algunos colaboradores que sí son remunerados, la verdad es que lo que perciben es muy poco. Yo no lo podría llamar un salario, sino que eso aportación a una causa social.
Volviendo a usted, ¿Qué le ha dejado este estilo de vida?
A mí me cambió empezar en el voluntariado en el hospital, después de 24 años que mi hija había fallecido, regreso a un hospital, porque yo tuve una vida normal, tuve a mis hijas, tuve otra hija, tuve dos y me tocó, ser mamá trabajadora, pero también la crianza de mis hijas, las escuelas transcurren, mi vida, y cuando ellas ya son universitarias, es que yo tengo la oportunidad de empezar a hacer un voluntariado, y ahí me doy cuenta de que yo estaba preparada para este acompañamiento por mi propia vivencia, más allá de ser preparada este con cursos, otro tipo de formación, psicológica o educativa, me di cuenta que yo había sido preparada por la vida.
Entonces, creo que ahí es cuando noto o cuando percibo o reconozco en mí la misión de vida y el talento y la experiencia que tengo para el acompañamiento o para el servicio de dentro de un hospital.
¿Cree que encontró una vocación? ¿A qué se dedicaba antes?
Yo siempre trabajé en la empresas, en el área automotriz, en el área de contabilidad y finanzas, entonces algo que era totalmente frío, los números me gustan mucho, pero creo que encuentro aquí que el área humana es mi aportación al mundo, a la comunidad, y mi servicio es en torno a una población que vive una experiencia por la cual, yo pasé y como yo la pude superar enfrentar, pues hoy creo que me toca acompañar a estas personas, a que también lo vivan, lo enfrenten, y lo pueda superar .
¿Cómo se puede ayudar?, ¿cómo se puede acercar este la sociedad a ustedes?
Lo primero que yo pediría, serían voluntarios tiempos para aprender a trabajar, para el bien común aprender a trabajar.
Para el bien de los demás en nuestras necesidades de áreas nos pueden apoyar con ropa en buenas condiciones, zapatos, juguetes, material lúdico para los niños y crayones, pinturas, rompecabezas, también con alimentos, principalmente, siempre pedimos café, leche, azúcar, porque además del comedor comunitario servimos cerca de 250 meriendas gratuitas dentro del hospital cuatro días a la semana, entonces servimos muchos cafés, hacemos muchas tortas. Llevamos muchas meriendas. Así es que el azúcar, el café, son consumibles, servilletas que permanentemente necesitamos, y bueno, creo que esa sería la gran aportación que pueden hacer trabajar para la comunidad, trabajar para mejorar la vida de alguien. Ayudarnos con ropa en buen estado, traer alimentos, puede ser también de otro tipo como verduras y frutas, granos. Yo no pediría arroz o frijol, tenemos ya donativos fijos, pero fruta y verdura lo que quieran, y la otra muy importante, volverse donadores de sangre voluntarios. Creo que esa es una maravillosa manera de transformar la realidad de estos niños de los del Hospital de niños con cáncer, principalmente vuelvo a recalcar y podemos hacerlo dos veces al año, esto contribuiría enormemente a la población al mejoramiento de los niños y a la tranquilidad de las familias.
Me comentaba que están construyendo, ¿cuáles son los planes futuros? ¿Cómo ve usted su proyecto en cinco años?
Pues mira, este año pretendemos terminar casa DAF. Es un edificio de cinco niveles para poder dar mayor servicio a nuestra población. Queremos ampliar el servicio a tener consultorios para los papás de atención y de acompañamiento. tener un salón de usos múltiples para capacitación para hacer yoga para que nos vengan a dar pláticas.
Hay tantas cosas que aprender, nutrición, higiene, lavado de manos, cepillado de dientes, vamos a tener una lavandería para uso de los papás también. Queremos poner un taller para generar trabajo o apoyo económico para estas madres que están aquí y, finalmente un albergue con camas para la estancia de las mamás mientras están con sus hijos en el hospital, el proyecto es grande, la obra, ya va a un 70 por ciento, es poco lo que nos falta, pero también les diría acérquense si hay materiales de construcción que nos puedan donar apoyos económicos también los necesitamos.
Claudia saca unos planos y muestra uno a uno los pisos que están construyendo, se entusiasma y se explaya del sueño que está volviendo una realidad.
En este proyecto de casa DAB el siguiente nivel, que lo terminaremos en un mes aproximadamente, vamos a tener un área de descanso diurno para mujeres. Un sillón cómodo donde ellas puedan venir y descansar por unos minutos o por un par de horas, porque ellas pasan en una banca dura de hospital día y noche, este entonces vamos a ofrecer un espacio cómodo, un área digna de sanitarios y regaderas donde ducharse, y después un área pequeñita para hombres, el 90 por ciento de la atención aquí es para mujeres que son las cuidadoras primarias de los niños, y esto es muy bonito también remarcando en esta celebración porque somos mujeres trabajando por mujeres que se encuentran ahorita en una dificultad, pero que nosotros somos quienes la sostenemos.
Y después, a cinco años, que cómo me veo… Bueno, haciendo la réplica y empezando a trabajar con este modelo a la puerta de otros hospitales, que también lo necesitan.
¿Qué le gustaría agregar?
Pues que las mujeres reconozcan el gran valor que tenemos y lo que aportamos desde nuestra casa como hijas, como madres, como compañeras, pero también como mujeres comprometidas con la sociedad. Yo creo que el liderazgo viene desde el corazón y que no tengan miedo a ser proyectos de gran alcance, en cualquier terreno en el nivel social, empresarial, médico, científico. Se ha demostrado que tenemos la misma capacidad que los hombres, y que hoy de verdad esta conmemoración nos haga reflexionar en lo valiosas que somos.
Foto: Especial