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Carlos Luna, homenaje al gran artista

Carlos Luna, homenaje al gran artista

Puebla domingo 27 de octubre de 2024 - 13:59

Como el pájaro cenzontle, que con sus mil voces, toma lo mejor en el canto de otras aves y lo vuelve suyo, entregando una cualidad nueva a su propio canto, así describe Carlos Luna su trabajo, recopilado en la exposición “Entre Ósmosis y Fusión” que se exhibe en la Galería de Arte del Complejo Cultural Universitario. Pero detrás de las cuarenta obras y setenta objetos ahí exhibidos, se encuentra un hombre nacido en Pinar del Río, Cuba y que, siendo un niño de deporte y ciencias, no pensó que se convertiría en artista.

Su maestra de preescolar, sin embargo, notó una chispa en sus dibujos y pidió a su abuela apoyar al niño. Al tiempo, su talento le valió una beca para viajar a Estados Unidos y el arte lo llevó a Monterrey, contratado por una galería a la edad de veinte. Dedicado al arte y también a la fiesta, conoció en Puebla a quien se convertiría en su compañera de vida y la ciudad lo adoptó como un hijo más.

“Me percaté de que por primera vez estaba libre (...) mi vida es un antes y un después de haber llegado a esta ciudad”, afirma, al narrar que se prometió devolverle a Puebla un proyecto siempre que le fuera posible.

Las creaciones del artista

A lo largo del tiempo, su producción ha sido vasta y Carlos no quiere poner celosa a ninguna de sus creaciones, pero describe un poco de la obra que recibe a quien visita la exposición: el Gran Mambo.

“Soy yo, haciendo una visión introspectiva de mi salida de Cuba y mi llegada a los Estados Unidos (...) es el final de un crecimiento y el principio de otro”, explica.

Así, Carlos se dice responsable de sus aciertos, pero sabe que el crecimiento está en los errores y por eso no deja de moverse, ni de forjar -como le instruyó su abuelo- raíces firmes, una verdad que tiene tan grabada que la plasmó en otra obra presente en la exhibición titulada “Árbol Grande, Guajiro Yo”.

Su hogar en la Universidad

La historia de Carlos Luna con la BUAP es añeja y desde hace 15 años, quien entra al Complejo Cultural Universitario se topa con el War Giro, escultura de su autoría. A tres lustros de distancia, la colaboración se mantiene firme, no solo con esta exposición que marca un aniversario importante, sino también porque, de la mano de Carlos, surge un símbolo que hoy busca unir y honrar a la comunidad universitaria, por iniciativa de la rectora Lilia Cedillo.

“Estoy empeñada en que los muchachos se sientan orgullosos”, le dijo la doctora y Carlos recordó que hace una década, él desarrolló un proyecto que parecía encajar en lo que estaba buscando: la maqueta de un lobo. Tras buscarla y hacerle algunas adecuaciones al modelo original, lo presentó ante la rectora y recibió un rotundo sí. El lobo sería el emblema de Ciudad Universitaria 2.

Comenzó la logística y forzando la maquinaria de su equipo, de la fundición con la que trabaja y de la propia universidad, el lobo estuvo listo tres días antes de la fecha estipulada.

“El lobo está dividido en dos secciones: una, el lado naturalista que habla de la historia de este campo académico por más de 400 años y el otro es el reinventarse en la nueva realidad contemporánea. Por primera vez tenemos en la historia de esta institución a una mujer dirigiéndola. Esa es una gran transformación”, señala.

Además, modificó la anatomía del lobo para que éste mirara hacia arriba, de modo que, entre su gran altura y su vista al cielo, los alumnos -para apreciarlo- precisen levantar la cabeza y caminen orgullosos de pertenecer a una universidad como la BUAP.

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HG/CR

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