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Unas Palabras Tristes por don Rafa Moreno Valle Sánchez

Unas Palabras Tristes por don Rafa Moreno Valle Sánchez

Columnas martes 01 de diciembre de 2020 - 17:41

José Juan Tablada escribió unos versos sobre el poeta López Velarde que vinieron a mi mente una vez que entendí que había muerto el entrañable don Rafael Moreno Valle Sánchez:

Qué triste será la tarde

Cuando a México regreses

Sin ver a Lopez Velarde.

La tarde en que murió don Rafa era gris y mustia.

Una tarde sorda, fría, tarde de un predecible invierno.

Ya de por sí, por culpa del coronavirus, nuestras almas viven metidas en un invierno lleno de nostalgia.

El virus que acecha nuestras vidas —y que ha enterrado a nuestros muertos—nos ha puesto melancólicos.

El invierno logra ese efecto sin necesidad de enfermedad alguna.

La suma de todas esas melancolías nos ha venido a poner extremadamente sensibles.

Somos lo que lloramos.

Somos aquello que se nos muere.

Durante muchos años no fui amigo de don Rafa.

Un desliz jocoso nos separó antes de sentarnos por primera vez.

Dirigía yo la revista Intolerancia.

Escribía una una sección llamada Los Majos, dedicada a hacer parodias de la vestimenta de los políticos y empresarios poblanos.

En esa ocasión, describía las prendas del empresario Julián Haddad. 

Era 1999.

La línea que irritó a don Rafa fue la siguiente:

“El asesor de modas de Julián es el empresario Rafael Moreno Valle Sánchez”.

El propio Julián me contó muerto de la risa que don Rafa le había hablado para reclamarle:

“Ahora resulta que yo soy tu asesor de modas. Ja. Yo siempre he vestido impecablemente bien. Cómo va a ser que te asesoro, hombre”.

Los meses pasaron.

Un día, una secretaria me buscó en su nombre y me pidió una cita para tomarnos un café.

El lugar de reunión fue La Vaca Negra, en el Centro Histórico.

Cuando llegué, don Rafa estaba terminando de desayunar con varios hombres de su generación, sensiblemente modestos.

Me senté en otra mesa.

Me saludó de lejos y empezó a despedirse de sus compañeros de desayuno entre abrazos y ternezas.

Muy sonriente, se sentó conmigo.

—¿Quiénes son esas personas? —le pregunté intrigado.

—Son mis amigos de infancia y adolescencia. Amigos de toda la vida —respondió.

Y pasó a hablarme de cada uno de ellos.

Había un sastre, un joyero, un panadero, un sacristán.

Todos los oficios cabían en esa mesa, y en su charla.

Cerró el tema diciéndome que desayunaban una vez a la semana.

Quedé lo que se dice atónito.

Vi sus zapatos italianos, su impecable saco de tweed, su reloj que no sólo daba la hora, su camisa…

Vi la ropa de sus amigos: la modestia cruzada con una sencillez de barrrio popular.

Pensé, mientras él hablaba, en su casa de La Vista Country Club, en sus autos, en sus camionetas, en esa dualidad que lo humanizaba francamente al extremo.

Le dije que no me imaginaba a los ricos de Puebla sentándose con sus amigos pobres de la infancia.

Me contestó que esos desayunos lo aterrizaban semana tras semana.

“A veces nos vamos a jugar billar”, me dijo sin intención de volverme a dejar atónito.

Pensé por un momento que buscaba impresionarme.

Está actuando, supuse.

El tiempo me mostraría que no.

Su sencillez era, quién lo dijera, profundamente auténtica.

(Si hubiera que buscar un epitafio en estos momentos recurriría a uno que le queda como sus zapatos italianos: “hizo el bien mientras vivió”).

Con los años hubo algunos desencuentros inevitables.

Era buen amigo de sus amigos.

Manuel Bartlett, por ejemplo.

Pero siempre fue él quien lanzaba los lazos para vernos.

Su charla incluía todo: viajes, anécdotas, personajes, algunos libros, el barrio en el que creció, sus hijos, su querida Olivia, su compadre Javier (Moreno Valle), sus empresas…

Y siempre, faltaba más, los amigos de la infancia.

Cuando estaba con él tenía la sensación de estar conversando con un self made man: un hombre hecho a sí mismo perseverantemente.

Recuerdo nuestros dos últimos encuentros unos días antes de que diera positivo al examen de covid.

A Gerardo Tapia y a mí nos invitó a Acapulco entre risas y euforia.

“Nos vamos a divertir mucho”, aseguró.

“Tengo una lanchita que les va a gustar”, dijo muy serio.

—¿Y cabremos en su lanchita, don Rafa? —pregunté.

—¡Un poco apretados, pero sí cabremos! —celebró.

Todavía me habló por teléfono para invitarme a una cena en su casa.

Una cena con el embajador de Qatar.

Me comprometí a ir.

No llegué.

El destino, voluble como es, cambió mis planes.

Me disculpé temprano.

Siempre generoso, perdonó mi grosería.

Horas después supe que tenía covid.

Todos los días le pregunté a Gerardo Tapia por su estado de salud.

Él, buen amigo de sus amigos, me iba haciendo la crónica de su enfermedad.

Todos los días oraba a mi manera por él.

Mi primer pensamiento del día lo tenía como protagonista.

“Está luchando por vivir”, era el comentario sobre su estado de salud.

“Va a estar bien”, me decía.

Este lunes, a la sombra de un vino español, vino la noticia infausta.

“Se ha muerto como de rayo don Rafa Moreno Valle, a quien tanto quería”, me dije parafraseando al poeta Miguel Hernandez.

Luego pensé en esos versos de Tablada con los que inicié esta columna.

Qué triste será la tarde 

En que a La Vista vayas

Sin encontrar a don Rafa.

Somos, sí, lo que lloramos.

Somos aquello que se nos muere.

Hoy a muchos se nos murió don Rafa.

Algo, además de él, se nos quebró por dentro.   
 
 

Con la pata de la vaca en la mano. René Sánchez Galindo es uno de los hombres que más influyen en Claudia Rivera Vivanco.

Personajes en el Ayuntamiento de Puebla le achacan algunas de las acciones más disparatadas que ha puesto en marcha su jefa, la presidenta municipal.

Puede que sea verdad, puede que no.

Pero una cosa sí ha quedado clara.

Y el propio René Sánchez lo ha confirmado.

En la Secretaría de Gobernación municipal no solo trabaja una sino varias de las activistas que tomaron el Congreso del estado para exigir la despenalización de la interrupción del embarazo.

Es decir, que la administración municipal tiene las manos metidas en el supuesto movimiento pro aborto.

En otras palabras:

Que Claudia Rivera, su gestión y sus funcionarios están detrás de la politización de un movimiento legítimo.

El hipócrita lector recordará que en este espacio se reveló la participación Nutze Estefany Lucero Mosqueda, secretaria particular de René Sánchez Galindo.

“En Facebook, Nutze Estefany se transforma en Thcannabik Galactica, feroz activista adicta a Claudia Rivera y enemiga del gobernador Barbosa.

“En sus más recientes publicaciones exhibió las complicidades que hay entre Claudia Rivera y las activistas que han participado en la toma del Congreso del Estado en aras de reivindicar la lucha en favor del aborto.

“Este lunes, la secretaria particular —camuflada en Thcannabik— hizo un video y escribió: 'Esto es Barbosa. Compañeras, hay policías mujeres en la entrada de atrás del Congreso. Tenemos que estar pendientes. Barbosa quiere reprimir'.

“¿Quién le dicta la línea: Claudia Rivera o el secretario de Gobernación municipal?

“El montaje patrocinado por el ayuntamiento de Puebla sigue a todo lo que da”.

Hasta aquí la necesaria cita.

Las líneas arriba mencionadas fueron confirmadas en un farragoso comunicado de prensa –que después de leerlo me produjo el inevitable dolor de ojos y del bulbo raquídeo- emitido por el funcionario de marras.

Le dejo esta joya:

“Dentro de mis principios, pero también de mis obligaciones de servidor público (sic) está el respeto a las libertades de quienes laboran en la dependencia que encabezo (sic que acompaña al sic anterior). Sí hay feministas en Segom (sic del sic), lo son desde mucho antes de que algunos recientemente se sumaran al hoy partido político Morena (Recontra sic); y yo respeto las libertades de cada trabajadora y trabajador (supremo sic), así como sus cuentas personales (sic que llora amargamente por la carnicería hecha comunicado)”.

Es cuanto, Miss Chairwoman.



Precisiones sin fobias. El Observatorio de Violencia de Género en Medios de Comunicación, encabezado por Samantha Páez Guzmán, publicó el siguiente hilo en su cuenta oficial @OVIGEM:

"Revelar datos personales y sensibles de mujeres feministas o que apoyan los movimientos feministas es un tipo de #violenciadigital: el ‘doxing’ consiste en publicar información de una persona con el fin de desacreditarla, intimidarla y generar ataques hacia su persona.

“Invitamos a los medios de comunicación, en especial a @ContraReplicaPu, a que evite estas prácticas violentas contra las mujeres y que podrían poner en riesgo la integridad física, económica y moral de la persona señala”.

Aclaración pertinente: Esta medida no aplica para servidores públicos, como es el caso de Nutze Estefany Lucero Mosqueda.

Es cuanto. 



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/CR

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