Un Periodista y la Palabra Mierda
Columnas
Rodolfo Ruiz —director de E-Consulta— acudió a una audiencia de conciliación de los muchas carpetas de agravios que ha generado por creerle a fuentes brutalmente imprecisas.
Su rostro lo decía todo.
(¿Qué hace un rostro que sabe que ha mentido miserablemente?).
Como en las películas de gángsters, nuestro personaje recurrió al mutismo: esa gran máscara que nos recuerda al inolvidable e inimitable Negro Durazo.
Todos los inculpados suelen poner una cara de examinador social.
Son duros en el tema de la moral y de la ética.
¡Muy severos los señores!
El problema es cuando sus crímenes del corazón terminan por rebasarlos.
En las fotos que el hipócrita lector verá a continuación aparece un personaje que bien podría haber retratado Thomas Mann en La Montaña Mágica.
Un personaje oscuro y procaz.
Por cierto:
Por ahí andaba Salvador González Jaramillo, ex colaborador del gobierno de Mario Marín Torres.
Sí.
Faltaba más.
Hoy socio y amigo de Mr. Agravio.
El mismo que cree que la libertad de expresión admite todo.
Incluso la mentira y la aberración.
Eso sí:
Ya quiere una cita con el gobernador Miguel Barbosa para ver si puede llegar a arreglos.
No mamar, diría el tuitero de ocasión.
Señores Negociando con Señores. El lema de las campañas electorales que veremos podría inspirarse en la más feroz etapa del porfiriato:
“Sufragio efectivo, sí reelección”.
Y es que estamos por entrar a un proceso inédito:
Un grupo de señores en todo el país va a hacer campaña —sin dejar sus cargos públicos— para que los electores los reelijan.
Dichos señores (y señoras) tendrán que hacer campaña en sus propios distritos o municipios, en espera —siempre en espera— de que los ilusos electores vuelvan a votar por ellos.
Sabemos cómo se las gastan los diputados y alcaldes —no todos— en este país:
Hacen como que trabajan, hacen como que legislan, hacen como que hacen leyes, hacen como que gobiernan, hacen como que son simpáticos, hacen como que son honestos, hacen como que no roban del erario, hacen como que no recurren a las factureras, hacen como que cumplen la ley, y—ufff— terminan por no hacer absolutamente nada de lo bueno.
Su agenda suele tan gris como su pasado, su presente y su futuro.
Ahora, gracias a una reforma que salió del Más Allá, esos señores(y señoras) podrán intentar algo muy difícil de hacer: verle la cara dos veces a sus electores.
Las reglas de la reelección, por cierto, son tan opacas como ellos (y ellas).
Vea el hipócrita lector:
Ni los más distinguidos abogados electorales saben si quienes llegaron por la vía plurinominal a sus curules podrán reelegirse.
(Algunos señores que llegaron por esa vía también lo ignoran).
En tiempos de don Porfirio, faltaba menos, nadie llegaba por la vía de la representación proporcional.
Todos llegaban a través del voto directo y obtuso pero contendiendo por un distrito.
(Eso de los plurinominales lo inventaron unos señores que estaban hartos de saludar a las madrecitas de México o a bebés famélicos y chillones).
Otra duda que mata tiene que ver con los moditos de la campaña.
Unos juran que no dejarán sus cargos para contender.
Es decir: aseguran que seguirán siendo diputados o alcaldes —con sus dietas de por medio— y que harán campaña al estilo gringo viejo.
Cuánta modernidad.
Válgame Dios.
Las incógnitas abundan como estropajos gastados en un baño .
(Como los que estos señores frecuentan para bajar la infausta panza).
¿Puede un plurinominal contender en un distrito?
¿Puede un uninominal aspirar a ser pluri?
¿Puede un Neanderthal mutarse en un Sapiens?
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/CR
