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Tiraditos

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Puebla martes 23 de febrero de 2021 - 22:51

GOLPE A LA COMUNA
•Hace un par de semanas, la administración de Claudia Rivera Vivanco anunció por todo lo alto que había pactado con la Sedatu cuatro magnas obras para la ciudad de Puebla, con una inversión de más de 181 millones de pesos: la renovación del Zócalo de Puebla, la construcción del Espacio Cultural Planta Hidroeléctrica La Carmela; la construcción del Mercado Amalucan y la construcción de un parque de barrio en la colonia México 83. Como era previsible, todo fue utilizado para favorecer la imagen de la alcaldesa y, de paso, se marginó por completo al gobierno del estado. La respuesta del gobernador Miguel Barbosa Huerta no se hizo esperar y pidió no usar las obras de la Federación para una promoción personal y advirtió que desde afuera no impondrán lo que debe hacerse en la entidad, sobre todo porque ese tipo de edificaciones requieren de los permisos estatales.

El mensaje fue recibido en la oficina del secretario Román Meyer, quien envió a su subsecretario federal para limar asperezas e intentar corregir su falta de tacto y pasar por encima del jefe del poder Ejecutivo estatal. Lo peor es que ahora la Sedatu requiere del apoyo inminente de la gestión barbosista, debido a que en Amalucan se detonó un conflicto social que pone en riesgo la obra a consecuencia de la incapacidad del gobierno municipal para socializar el proyecto. La gestión riverista quedó rebasada y se requiere de una mayor autoridad para arreglar el cochinero. Y, para rematar, la dependencia federal tomó una drástica medida: reasignar la obra de La Carmela a la Secretaría de Cultura estatal, la cual se realizará e inaugurará sin ningún beneficio para algún funcionario.

EL EXCESO MORENOVALLISTA
•Durante el morenovallismo era un secreto a voces que los integrantes de los gobiernos estatales se estaban enriqueciendo a manos llenas a costa del erario; que las obras espectaculares estaban sobrevaluadas y que por todas partes había graves casos de corrupción. El poder en esa época callaba cualquier disidencia, debido a que había un proyecto presidencial que no podía ser manchado. Tras los gobiernos surgidos de esta corriente, se pensaba que gobernaría hasta 2024, pero la desgracia del 24-D derrumbó todo. A Casa Aguayo arribó el primer gobierno de izquierda que halló una auténtica cloaca. Las frases del gobernador “por donde se revise hay corrupción” y “pues qué se sintieron estos cabrones” reflejaron la indignación ante tal quebranto financiero. Ahora nos enteramos de un nuevo escándalo de corrupción: el saqueo sistemático a los museos de la entidad.

Como pillos de quinta se robaron piezas de arte valiosas, suplantaron originales por copias, despedazaron joyas para extraer metales preciosos, se compraron obras en casas de subastas fantasmas, hay errores graves en la edificación de los museos de la Evolución, en Tehuacán, y del Automóvil Antiguo. Un auténtico caso de rapacidad vomitiva y deleznable. Ante este y otros escándalos no nos queda más que esperar con ansias el encarcelamiento de esos delincuentes disfrazados de políticos y que ahora quieren perpetrarse en otros cargos de elección popular.

EL IMPRESENTABLE
•El diputado sin partido Héctor Eduardo Alonso Granados exhibió una vez más su discurso de odio en contra de la comunidad LGBTTTIQA del estado, al minimizar sus derechos. En un arrebato más, a través de la tribuna legislativa, ahora virtual por la pandemia, el legislador que pasó por las filas de Morena y Movimiento Ciudadano criticó que el Poder Legislativo “preste de su tiempo” para atender reformas de la comunidad trans de Puebla, en referencia a la votación de la Ley Agnes, una reforma de avanzada. Así o más patético.

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HG/CR

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