Tiraditos

Puebla martes 19 de enero de 2021 - 21:19

LALO FAKE Y LA OPERETA

•Para nadie es desconocido que Alejandro Armenta Mier y Claudia Rivera Vivanco son aliados contra el inquilino de Casa Aguayo y que en el afán del primero (que por la mañana cobra como senador de Morena y en las noches funge como líder del partido Fuerza por México) es hacer todo lo posible porque continúe vivo el peor gobierno municipal del que se tenga memoria, es decir, el que encabeza la segunda. Sabedores que su principal rival a vencer es el panista Eduardo Rivera Pérez, puntero indiscutible en las encuestas, pusieron en marcha una conspiración de opereta y para ello harán uso de un impresentable de la política poblana: Eduardo Rivera Santamaría, conocido como Lalo Fake. Armenta que, como dijimos antes, también se desdobla como quita y pone candidatos en Fuerza por México ya anunció que el empresario detenido por defraudador será el candidato a la presidencia municipal por dicho partido. ¿Cuál es el objetivo? Confundir al electorado que durante la campaña y en la boleta electoral tendrá frente a sí a dos Eduardo Rivera por quién votar: Lalo Rivera Pérez y Lalo Fake. El asunto, además, es una apuesta del humor más negro que se puede tener, ya que todas las trapacerías cometidas por Santamaría servirán para desdorar la imagen del panista, es decir, que el negro expediente del empresario defraudador lo pondrá al servicio de Claudia Rivera para apoyarla en su reelección. Pero Armenta Mier y Rivera Vivanco tienen un problema muy peliagudo: cómo le harán para que Lalo Fake no sea sancionado por violar la ley electoral vigente que prohíbe el proselitismo disfrazado a través anuncios espectaculares y otras vías. Santamaría tiene actualmente un programa de radio que se difunde como si fuera Secretaría de Bienestar, en una evidente promoción de su nombre con fines electorales.

ACLARACIONES PERTINENTES

•En el Comité Ejecutivo Nacional del PAN no entienden la negativa de la Organización Nacional del Yunque de aceptar un acuerdo que incluya a todos los grupos al interior del blanquiazul para integrar la planilla de regidores y sindicaturas en 40 municipios prioritarios, incluida la capital poblana. Los yunquistas han difundido una mentira: que el Comité Directivo Estatal se quiere agandallar todos los espacios, pero en realidad la petición sobre la mesa es del 40 por ciento de las regidurías, las cuales no serían sólo para la dirigencia estatal sino que incluye a los partidos políticos de la coalición Va por México y la organización Sí por México. En el caso de Puebla, por ejemplo, son 18 los espacios disponibles, además del alcalde y el síndico. El 40 por ciento equivale a unas ocho sillas y la petición no condiciona que sean todas plurinominales. ¿Dónde está el agandalle? Otro asunto que también se ha desvirtuado es que los candidatos a alcaldes quieren negociar directamente con los partidos políticos los espacios en las planillas, pero eso no es viable porque es facultad exclusiva de las dirigencias estatal y nacional, lo mismo que las condiciones y términos para diputaciones locales. Los líderes pueden tomar en consideración las peticiones de los candidatos, llevarlas a las mesas de negociación y lograr imponerse.

Finalmente, en el caso de las diputaciones locales, los yunquistas quieren todo el pastel para ellos solos en todo el estado, pero han centrado su interés en los seis lugares de la capital. El problema es que las dirigencias nacional y estatal construyeron un acuerdo —platicado y pactado con casi todos los grupos— para que todos tengan espacios y no haya brazos caídos. El problema es que cuando el Yunque conoció el acuerdo se fue de bruces porque su idea era imponer, muy al estilo morenovallista, sólo a sus fichas para la elección y obligar al resto de los grupos a ceñirse a sus designios a cambio de espacios. Obvio, eso no lo pudieron ni lo podrán hacer. Entonces, ¿quién es el gandalla?