Tiraditos

Una fuente muy cercana reveló que en el crucero del Boulevard del Niño Poblano y Calzada Zavaleta escuchó a todo volumen la canción que Emmanuel hiciera famosa en los años 80: “Todo se derrumbó, dentro de mí, dentro de mí”.

El estruendo asociado al gusto retro no tardó en despertar la curiosidad por la identidad del automovilista resentido, la sorpresa fue inmediata: se trataba de Genoveva Huerta que seguramente acababa de recibir la noticia del fallo de la Comisión de Justicia del PAN desechando cada uno a uno sus argumentos con los que integró una impugnación que nunca tuvo futuro.

¿Cuánta tristeza habrá sentido la pobre Genoveva al ser exhibida por el Consejo Nacional de su propio partido como una embustera y una mitómana? Quizá por eso mismo, cuando la canción de Emmanuel llegó al “tú eras mi perro fiel…”, la expresidenta en desgracia recordó al PAN y ya no pudo contener las lágrimas.

La mafia de concesionarios del transporte público en Puebla está indignada, preocupada, angustiada. Por un par de horas dejaron a un lado su cómoda vida de explotación y privilegio –algunos de ellos tienen hasta 50 concesiones al amparo de organizaciones campesinas y de los enjuagues con los gobiernos anteriores–, con tonito altisonante decidieron acudir al Congreso del Estado para expresar sus inconformidades por la reforma a la Ley Estatal de Transportes.

Resulta que les incomoda la regularización de mototaxis, ya hasta hablan de “competencia desleal” y amenazaron con la generación de desempleos, poco faltó para que responsabilizaran a los diputados por la depreciación del peso frente al dólar. Se dice que la gente, que también estaba a las afueras del Congreso, cuando se dieron cuenta de quiénes eran y de lo que pedían, los increparon de inmediato: “¿Qué pasó con la modernización del transporte público?” De rateros y canallas no los bajaron. Como por arte de magia rompieron filas y regresaron a la comodidad de sus vidas.

Hablar de outosourcing bien cabe en el esquema de la Secretaría de Educación Pública Federal, debido a que son los primeros en atentar contra los derechos laborales.

Maestros sin plaza ni seguridad social que fueron contratados bajo el programa PRONI, para enseñar inglés a alumnos de preescolar y primaria, no han recibido sus pagos correspondientes desde el mes de septiembre.

En un acto desesperado, han tenido que empeñar sus computadoras ante la urgente necesidad de llevar comida a sus familias. Con la bendita burocracia a cuestas, en oficinas de la delegación federal de la SEP nadie sabe nada.

¿Cómo es posible que el gobierno de la 4T, que según defiende los intereses de la gente, sea incapaz de asumir su responsabilidad económica después de recibir un servicio a la comunidad estudiantil?

Díganle a la maestra Delfina Gómez que no sólo de amor vive el hombre.