“Plantear BIEN un proyecto es casi solucionarlo”
¡TEMBLÓ en México! (qué novedad siendo septiembre), lo que si fue novedad para mi es haberlo vivido en CDMX y haber podido comparar un protocolo bien ejecutado y una improvisación de los vecinos.
Mi socio David y yo estábamos terminando de cenar en el Contramar(calle Durango en la Roma Norte) cuando a lo lejos se empezó a escuchar huanhuanhuanhuan. De inmediato el capitán de meseros desde la puerta con un megáfono nos dio la clarísima instrucción: Está sonando la alarma sísmica, TODOS por favor levántense y sigan a nuestros compañeros hasta el camellón central.
Ni tardo ni perezoso tomé mi carajillo y pensé -si me va a cargar el IDEM por lo menos que sea hidratado- seguí a los muchachos que en ese momento ya habían puesto conos en la calle para detener el tráfico y me instalé junto con David en medio del camellón. No pasaron ni cuarenta segundos cuando aquello comenzó a moverse y moverse y moverse (lo recuerdo y me mareo), los empleados del restaurante nos llevaron sombrillas por que cabe mencionar había un intenso chipi chipi.
El capitán y su equipo daban voces de TRANQUILOS, esto va a pasar y se los juro que yo me sentí tranquilo (entre que mi querido David me abrazó románticamente, el carajillo me empezaba a hacer efecto y esa voz de aquel hombre genuinamente preocupado por sus comensales).
Extraordinaria experiencia en el servicio.
Lo contrario pasó con nuestros vecinos que para no quemarlos solo diré que es una franquicia; sus comensales salieron tarde, llegaron diciendo que a lo lejos escucharon una alarma pero que en el restaurante NADIE hizo nada.
Que empezó a quebrarse todo en el restaurante y que ellos por su propia iniciativa salieron del lugar perseguidos por un mesero que pensó se iban sin pagar la cuenta. Obviamente mojándose porque de paraguas nigüas.
Horrible experiencia.
Querido empresario: al leer esta pequeña anécdota,¿de qué lado estás con tus empleados, clientes y grupos de trabajo en situacionesLÍMITE?.
¿Tienes protocolos de actuación o se lo dejas todo al destino y la improvisación diciendo pues que sea lo que Dios quiera?
Y no te hablo de un temblor en la noche (de seguro ahí estás tu pensando es que yo no tengo un restaurante) no, te hablo de un accidente en tus instalaciones, te hablo de una denuncia por acoso, te hablo de un cliente insatisfecho, un producto defectuoso, un servicio mal dado.
¿Cómo reaccionas ante estos casos? Con eficiencia extrema o como un idiota engreído que deja a su suerte el destino de su empresa o de una nación incluso.
¡Hasta la próxima!
ciro@mktconsulting.mx