Una segunda ola de explosiones de dispositivos mató a nueve personas e hirió a más de 300 en bastiones de Hezbolá en Líbano el miércoles, dijeron funcionarios, avivando los temores de una guerra total en la región.
Una fuente cercana a Hezbolá dijo que los walkie-talkies utilizados por sus miembros explotaron en su bastión de Beirut, y los medios estatales informaron de explosiones similares en el sur y el este del Líbano.
Las imágenes de AFPTV mostraron a personas corriendo para cubrirse cuando se produjo una explosión durante un funeral de militantes de Hezbolá en el sur de Beirut por la tarde.
Nueve personas murieron y más de 100 resultaron heridas en los últimos ataques, dijo el Ministerio de Salud, que también describió los dispositivos atacados como walkie-talkies.
Esto ocurrió un día después de la explosión simultánea de cientos de dispositivos de búsqueda utilizados por Hezbolá que mataron a 12
personas, incluidos dos niños, e hirieron a otras 2.800 en todo el Líbano, en un ataque sin precedentes atribuido a Israel.
No hubo comentarios por parte de Israel, que sólo horas antes de los ataques del martes había anunciado que estaba ampliando los objetivos
de su guerra con Hamas en la Franja de Gaza para incluir su lucha contra el aliado del grupo palestino Hezbollah.
El Hezbolá, respaldado por Irán, ha intercambiado disparos transfronterizos casi a diario con las fuerzas israelíes desde que Hamás y otros militantes palestinos atacaron Israel el 7 de octubre, lo que desencadenó la guerra en Gaza.
El miércoles, Hezbolá dijo que Israel era "plenamente responsable de esta agresión criminal" y reiteró que vengaría el último ataque, al tiempo que prometió continuar su lucha contra Israel en apoyo de Hamás en Gaza.
"Los intercambios transfronterizos con las fuerzas israelíes eran constantes y estaban separados del difícil ajuste de cuentas que le espera al enemigo criminal para llevar a cabo su masacre", afirmó Hezbolá.
El ministro de Asuntos Exteriores libanés, Abdallah Bou Habib, advirtió que el "flagrante ataque a la soberanía y seguridad del Líbano" era un acontecimiento peligroso que podría "señalar una guerra más amplia".