El presidente Donald Trump enfrenta una ola de críticas tras ordenar el envío de tropas federales a Los Ángeles sin el consentimiento del gobernador Gavin Newsom. La medida marca la primera vez en 60 años que un mandatario estadounidense toma esta acción de forma unilateral.
El mandatario anunció el despliegue de 2,000 soldados de la Guardia Nacional de California con el argumento de controlar manifestaciones en torno a redadas migratorias. Sin embargo, autoridades locales ya habían reportado que las protestas estaban bajo control y no presentaban riesgos para la seguridad pública.
Diversos defensores de los derechos civiles calificaron la acción como “una amenaza” para la estabilidad de la ciudad y la democracia. “Esta es una peligrosa escalada que pone en riesgo a las comunidades estadounidenses y a nuestra democracia”, afirmó Neera Tanden, directora del Centro para el Progreso Americano.
La Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) expresó su rechazo inmediato y anunció que evalúa presentar una demanda. Según Hina Shamsi, de la ACLU, la maniobra representa un “riesgo legal y ético” al utilizar a las fuerzas armadas para vigilar a civiles.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, condenó la presencia militar como “una escalada caótica”. Aseguró que la población siente temor por la militarización de sus vecindarios, lo que agrava el ambiente social. “Esto es lo último que nuestra ciudad necesita”, enfatizó.
Tom Homan, aliado de Trump conocido como 'zar de la frontera', amenazó con arrestar a Bass y a Newsom “si se exceden” en sus funciones. El historiador Miguel Tinker Salas tachó estas declaraciones de intento mediático para “desestabilizar” a California, recalcando que Homan carece de autoridad legal para ordenar detenciones.
La presencia de soldados, muchos de ellos de origen hispano, fue evidente el domingo frente al complejo federal que alberga la cárcel migratoria del ICE. Aunque el acceso público se mantuvo abierto, activistas aprovecharon para expresar su apoyo a los detenidos, quienes respondían desde las ventanas.
Imagen: AFP