Pareciera que todas las mujeres estamos con el corazón hinchado de orgullo porque en las próximas elecciones presidenciales se postulan DOS CANDIDATAS por primera vez en la historia… pero eso, ¿qué importa?
Pensemos que estamos frente a toda una vida, y no nada más hacia los próximos seis años. Porque por el momento, sentimos estar frente a seis años de inclusión de género.
Nos ha gustado creer que, como sociedad, estamos siendo capaces de recuperar la identidad femenina. Pero mi cuestionamiento continúa: ¿esto es lo que verdaderamente importa?
Estamos frente a todo un proceso… no nada más hacia un corto plazo… pero seguimos creyendo que sólo es relevante el siguiente sexenio y que estén postuladas mujeres, sin ni siquiera cuestionarnos sobre cómo podríamos recuperar nuestra identidad social nacional.
Y es que México es un colectivo en proceso de rescate emocional, mental y físico… que ha sido golpeado por años de inequidad en todos los sentidos. México está lastimado hasta los huesos… y queremos y exigimos que una sola persona enderece a un país roto.
Tenemos el reto, como ciudadanos, de resignificarnos, de construirnos en compasión hacia nuestra gente, pero primero tendríamos que empezar con nosotros mismos.
Nos sentimos traicionados, lastimados, erosionados… y si, quizás haya mucho por hacer a nivel nacional, pero esto sólo es un reflejo, nos guste o no, de quienes hemos sido como sociedad y de cómo nos hemos tratado a nivel personal.
Nos quejamos de nuestros gobiernos, buscamos señalar culpables y elegimos representantes públicos que cambien nuestra situación… siempre esperando que el otro nos reconstruya.
Hay mucho camino por recorrer, pero es URGENTE empezar por nosotros mismos en lo microscópico… por muy “insignificante” que esto parezca en el corto plazo y ante la vista ajena.
URGE reconstruirnos… así que empecemos por observar nuestro actuar y evaluemos si es congruente con nuestro pensar. Empecemos por la auto observación y el cómo accionamos hacia el ajeno.
Hay demasiada exclusión, rechazo a nivel nacional, dolor, resentimiento, frustración y mucha ira... pero ¿cómo estamos a nivel interno, hacia nosotros mismos, para y con nuestra propia persona?
Si tenemos que empezar desde algún lugar, empecemos hacia nosotros.
Y es que las historias que contamos hablan de quienes somos internamente. Así que mejor elijamos y exijámonos contarnos historias de unidad, de cercanía, de entendimiento social. Porque no nos estamos dando cuenta de que todos somos un solo país, y entre todos podemos levantarlo. Es un trabajo colectivo que empieza a nivel personal. No es una tarea que pueda lograr UNA SOLA persona… sin importar su género.
Así que hoy te invito a contarnos historias congruentes, de aceptación y de trabajo propio, con posibles soluciones colectivas… y esto sí sería el VERDADERO RETO… que dista mucho de que si nos gobierne o no una mujer.