Puebla, en recuperación, a tres años del primer confinamiento por Covid-19

El 23 de marzo de 2020 la vida cambió en Puebla. Las reuniones masivas se cancelaron y las actividades no esenciales se detuvieron, los cines permanecieron cerrados, los centros nocturnos, baños públicos y gimnasios lucían vacíos.

Han pasado tres años desde el primer confinamiento que se dictó en Puebla, debido a la pandemia por Covid-19.

Para Puebla significó la pérdida de empleos, tan sólo en el primer mes, luego de que se declaró el confinamiento, hubo una caída drástica de puestos de trabajo formales de 18 mil 557, entre marzo y abril. Las cifras emitidas por el Instituto Mexicano del Seguro Social mejoraron dos años después y es hasta este año cuando se ha recuperado el estado.

Otro sector afectado fue el turismo, en 2020 se registró una derrama económica de 5 mil 91 millones de pesos, cuando en 2019 habían cerrado el año con 15 mil 853 millones de pesos, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Turismo.

En marzo de 2021, un año después del primer confinamiento, el saldo de cierre de negocios no esenciales fue de mil 500, entre estéticas, gimnasios y venta de artículos escolares, reportó en ese entonces la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo en Pequeño (Canacope).

En el Centro Histórico de Puebla calcularon que el efecto de la pandemia provocó el cierre de 200 negocios.

Norma Leticia Ramírez Rosete, una investigadora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), indicó en un estudio, presentado en octubre de 2022, que la pandemia de COVID-19 había agudizado la vulnerabilidad social, económica y cultural.

En esa emergencia sanitaria, se dedicó a estudiar el impacto en la economía y sociedad del centro histórico de la capital poblana.

En la investigación destaca que al evitar aglomeraciones, en la entidad mejoró la calidad del aire por la reducción de emisiones de dióxido de carbono y disminución de riesgos a la salud.

Sin embargo, en la capital poblana hubo un aumento del 50 por ciento del nivel de pobreza por las pérdidas económicas y desempleo en el periodo de confinamiento.

En el caso del centro histórico, la investigadora mencionó que 26 escuelas y 57 tiendas de abarrotes se quedaron sin acceso vial dentro del polígono, una de las medidas implementadas por el gobierno municipal para reducir la movilidad en la ciudad.

Lo anterior provocó la disminución de las ventas, tanto de comercios formales como del ambulantaje.

A pesar de ello, la investigadora encontró que incrementaron las tiendas, misceláneas y supermercados, ya que eran considerados comercios esenciales.

“Fue una necesidad que favorecía al pequeño comercio, porque no nos podíamos desplazar en otros lugares, pero sí podíamos consumir en nuestro entorno”, señaló.

Encontró que el consumo de pescados y mariscos disminuyó, debido a la reducción de ingresos, además de la compra de calzado, bisutería y accesorios de vestir y ropa disminuyeron, a excepción de la ropa de bebé y lencería.

La pandemia no sólo dejó estragos en la economía en Puebla, también en la salud de los habitantes además de las enfermedades respiratorias, como la violencia intrafamiliar, la obesidad y la depresión.

En el documento Radiografía de los padecimientos atendidos en el estado de Puebla 2021, la Secretaría de Salud estatal reportó un incremento de la obesidad en 42.93 por ciento, en depresión fue del 51 por ciento y violencia intrafamiliar fue del 11 por ciento.