Pobladores de Totimehuacan desnudan historial de Saúl Huerta

Por Jaime Carrera

En una demarcación como San Francisco Totimehuacan, en la periferia de la ciudad de Puebla, todo se sabe.

Los rumores suelen esparcirse y la privacidad llega a ser un elemento carente en el desarrollo de la vida de las personas y más si es servidor público. Todos –o la mayoría de sus pobladores originales— se conocen, saben qué apellido predomina en cada uno de los siete barrios antiguos pertenecientes a la junta auxiliar y muchos de sus habitantes ubican a personajes como Saúl Huerta Corona.

Detrás de los pasos del diputado federal acusado de presunto abuso sexual en agravio de adolescentes, hay muchas miradas, gente observando y aguardando.

Por muchos es sabido del poder que ejercía Saúl y su estructura política en localidades marginadas.

La infancia de Saúl Huerta se dio en un pueblo históricamente excluido por las autoridades municipales después de su integración oficial a la mancha urbana de la capital del estado y entre un padre y educación estrictos.

Así fue para la mayoría, narran pobladores.

Sin tenerlo por escrito y con validez oficial, un decálogo ha pasado de generación en generación, en Totimehuacan sus habitantes se rigen por valores que no pueden ser vulnerados: entre ellos el no atentar contra la vida e integridad de las personas y sobre todo: la niñez.

“Este pueblo originario tiene una construcción moral que prevalece hasta estos días, que nos han inculcado nuestros mayores, nuestros antepasados, donde no se permiten muchas cosas. No se convalidan conductas que atenten contra la integridad física y moral de niños, jóvenes, mujeres y hombres, personas mayores…”, dice Herón García, habitante.

Y la vergüenza por la comisión de presuntas ilegalidades, es una de las cualidades que, a decir de algunos habitantes, debería tener el legislador federal, y que la tiene — agregan—: se mantiene acuartelado en la Ciudad de México y no ha puesto un pie en Totimehuacan desde que explotó su escándalo sexual.

Un grupo de colonos, encabezados por Herón García, dejaron al descubierto la realidad de un pueblo milenario como Totimehuacan, que se vive también en la mayoría del resto de juntas auxiliares: aquí la gente no es condescendiente con presuntos abusos y hacen justicia por propia mano, aunque rechazaron tener conocimiento de abusos sexuales por parte de Huerta en los siete barrios originarios de la demarcación.

"Si ese compa hubiera hecho algo acá, ya estuviera muerto", expresó el hombre que conoce de principio a fin la historia de Totimehuacan, ante toda la ola de presuntas agresiones reveladas por supuestos padres de víctimas de Saúl Huerta, aunque añade que al final, serán las autoridades quienes determinen su culpabilidad o inocencia.

Sin defender o meter las manos al fuego por Saúl Huerta, un grupo de pobladores narró parte de la infancia y adolescencia de Huerta Corona, y de cómo tuvo ambiciones políticas, así como los rumores que arrastró en el pueblo por sus preferencias sexuales.

“SÍ, efectivamente (Saúl) tenía el interés de poder, a su manera involucraba a la gente, no a todos los incluía, la gente que no comulgaba con sus ideas los excluía, tenía gente que caminara a sus buenas y malas intenciones”, comentó Federico Méndez, poblador.

De acuerdo con el ciudadano, además de la organización “Valor y Fuerza” –con la que presuntamente el diputado atraía jóvenes para brindarles apoyos– existen otras tres asociaciones con las que Saúl Huerta se movía en el distrito federal 11, y con las que prometió ayuda a localidades y juntas auxiliares en la periferia de Puebla.

“Sí, él formó sus gestiones a su modo, de esa manera mandaba, a los miembros de sus asociaciones como matrices de Valor y Fuerza mandaba a su gente a sacar información y llevársela para su interés” refirió.