facebook comscore
Periodismo y Obsesión (Un Caso de la Vida Real)

Periodismo y Obsesión (Un Caso de la Vida Real)

Columnas lunes 03 de agosto de 2020 - 18:05

Rosa Urtuzuástegui Carrillo, secretaria de Administración del gobierno de Miguel Barbosa Huerta, se ha convertido en una obsesión para Rodolfo Ruiz, director de E-Consulta, pues de cada diez entregas que hace de su columna, ocho son en su contra.

No está solo en esta cruzada.

Lo acompaña un personaje que tuvo una oficina muy cercana a la de la funcionaria y que tuvo que salir por piernas de la posición que ocupó.

En venganza, filtra información que se ha venido cayendo en pedazos con el tiempo.

Información, sí, de supuestos concursos amañados y licitaciones o adjudicaciones cargadas.

Sobra decir que de las decenas de columnas maquiladas en contra de Urtuzuástegui, Ruiz no ha acertado en una sola.

Con idénticos adjetivos calificativos —que evidencian su pereza mental y su falta de lecturas—, la ha acusado de incumplir la Ley de Adquisiciones y de contratar bienes, servicios y obra pública sin necesidad de convocar a licitaciones.

La información errática, salida de los archivos del ex funcionario (ex) poderoso, alimenta la multicitada columna con una obsesión francamente enfermiza.

En su prisa por desgastar a Urtuzuástegui, ambos han dejado huellas.

Y es que cuando menos en un par de ocasiones el periodista salió defender a su fuente.

Malos disparos.

Lo único que hizo fue evidenciar sus renglones torcidos y la perversa alianza.

Sobra decir que la secretaria de Administración goza de la confianza —a prueba de columnas y de infamias— del gobernador Barbosa, con quien trabajó desde los tiempos en que éste fue senador de la República.

Digamos que, aunque no se integró desde el principio a su gabinete, es una de las funcionarias no sólo más cercanas, sino necesarias para su proyecto.

Seguirán, ellos, lanzando balas en contra suya.

Seguirá, ella, siendo víctima de una campaña permanente y cotidiana.

Y aunque el columnista se canse, a veces, de errar, su fuente tiene una sed histórica de venganza y mala leche.

Nota Bene: el clásico dice que más de tres columnas seguidas en contra de alguien ya es campaña.

Si usamos esa lógica, ¿cómo se le llamará a aquél que lleva más de setenta columnas seguidas en contra de la misma persona?

Hace falta un Dr. Freud que lo defina.



La Retorcida Mafia de Museos Puebla. Ahora que el arquitecto Sergio Vergara llegó a la Secretaría de Cultura se va a enfrentar a varias mafias.

Además de las que quien esto escribe ha evidenciado, hay otras.

Vea el hipócrita lector:

Berenice Vidal Castelán, directora del Museo de la Constancia, tenía la costumbre —poco artística— de matar la mañana dando clases en una universidad privada: UNARTE.

Nadie podía molestarla para temas de la Constancia de las diez de la mañana a la una de la tarde.

Sus clases estaban primero.

Ella, faltaba más, forma parte de la mafia que encabeza Ernesto Cortés en el organismo Museos Puebla.

No es la mafia napolitana conocida como La Camorra, pero cómo se le parece.

Ahí mismo, en Recursos Humanos de Museos Puebla, despacha Javier Álvarez, quien tiene metidos en la nómina a su cuñada, a su cuñado, a su hermana, y a dos sobrinos con todo y esposas.

Ufff.

Todos gozan de base y buenos sueldos.

Uno de sus cuñados —Mariano Mota— es, además, delegado en el sindicato, de ahí que sepan cómo repartirse el botín (las bases).

Ante el cambio al frente de la Secretaría ya tomaron sus previsiones: pasaron de Museos a Cultura a dos “compañeras” que estaban “comisionadas“.

Esta mafia, por cierto, lleva quince años haciendo de las suyas.

A ellos, en parte, seguramente se refería Glockner en su carta de renuncia.

Otro personaje clave e intocado es Luz María Huitzil.

Pero ella es un tiburón hembra.

Y merece una columna entera.

Hoy por hoy está en el sindicato pero cobra como si trabajara.

Además hace macramé y negocios.

Un caso lo documentó la reportera Shanik David en el portal Leviatán en diciembre pasado.

Resulta que la señora Huitzil le cobró al ayuntamiento de Claudia Rivera 264 mil 200 pesos por un servicio en el contexto del festival La Muerte es Sueño.

La duda mata:

¿Cómo le hace para vender servicios a organismos culturales si cobra quincenalmente un salario en la Secretaría de Cultura?

Qué mafia, qué tiburones, qué terror.


Envie un mensaje al numero 55-11-40-90-52 por WhatsApp con la palabra SUSCRIBIR para recibir las noticias más importantes.

/CR

Etiquetas


Notas Relacionadas
El juicio de Zaldívar Columnas
2024-04-17 - 22:41
Máynez y el efecto naranja Columnas
2024-04-16 - 22:50
Si yo digo presidente, ¿tú dices…? Columnas
2024-04-15 - 22:49
+ -