PT y PVEM, por la 4T

Estas declinaciones son un simple formalismo para visualizar el refrendo de una coalición para las elecciones presidenciales, y por supuesto las de la Cámara de Diputados y el Senado, relevantes para consolidar un proyecto de nación.

Coahuila se convirtió en un experimento político de parte de la dirigencia morenista que encabeza Mario Delgado.

Ante la rebelión de militantes que apostaron por Ricardo Mejía, Delgado los ignoró y después, cuando encontraron espacios en el PT, particularmente, los minimizó creyendo que la marca y nivel de conocimiento del candidato serían suficientes.

El líder menospreció la estructura del que fuera subsecretario federal y, aún más, de la presencia del petismo de Alberto Anaya.

La campaña en esa entidad ya mostró que morena sí necesita a sus satélites, que solos, en un escenario complejo, de alta competitividad, los resultados pueden ser adversos.

Ayer dos diarios nacionales, Reforma y El Universal, publicaron encuestas en las que Manolo Jiménez de la coalición PRI,PAN y PRD, aparece con la ventaja, y muy lejos, en un segundo lugar, Guadiana.

Claro que el presidente Andrés Manuel López Obrador, y su operador político, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, se percataron de la situación, del descalabro por venir e intervinieron.

La operación de las declinaciones surgió en Palacio Nacional, en un alto nivel, y se aterrizó en el estado fronterizo.

Mario Delgado tardó en darse cuenta, y lo hizo una vez que ya había una maniobra de los tabasqueños por amarrar un pacto con el PT y el PVEM.

La lección que dejó la mala toma de decisiones del dirigente morenista es que, en el 2024, necesitan forzosamente de sus satélites, y entre más, mejor.

Es decir, para esa elección van a llamar a los petistas, a ecologistas, y a cuanta fuerza exista, a nivel regional y local, para apuntalar el proyecto de López Obrador.

Es esa la bandera de la 4T para la próxima contienda, arraigar en el país la propuesta obradorista que requiere mayoría en el Congreso de la Unión.

Si se cumple lo que indican las encuestas, el domingo 4 de junio Morena y la oposición se repartirán las dos gubernaturas en juego, en un adelanto de lo que se espera dentro de un año.

A diferencia de esto que está por resolverse, los partidos políticos llegarán con muchas lecciones mostradas principalmente en el laboratorio coahuilense, aunque no siempre son aprendidas.

El partido en el poder parece que ya se percató y tomó acciones, tardías, pero ahí están a la luz de los hechos. La oposición, en contraste, parece aún aletargada y con liderazgos cuestionables como Alejandro Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano.

El próximo domingo, habrá aún más lecturas por descubrir ya con los resultados reales de las dos contiendas estatales.

El PAN en Puebla inició proceso de expulsión del diputado local Eduardo Alcántara. ¿Qué hay detrás? Es simple, una acción de violencia política de género en contra de una mujer panista, Erika de la Vega.

El legislador pretende convertir esto en un juego de venganzas. Es cierto que quienes toman las decisiones hoy en su partido conforman un grupo político opuesta al que él representa, solo que, cuando ya hay una resolución firme, existe igualmente un reconocimiento de que sí competió un acto irregular.

Si no existiera eso de fondo, la comprobación de que incurrió en violencia contra una mujer, posiblemente su discurso sería efectivo.

Alcántara podrá defenderse y a través de diferentes instancias luchar por conservar su militancia en el PAN, solo que no puede desmentir ni ocultar que sí hizo lo que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ya juzgó.