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Negocios Pendejos

Negocios Pendejos

Columnas viernes 09 de octubre de 2020 - 00:27

“No hay peor ciego que el que no quiere ver”

Carlos Muñoz no es santo de mi devoción.

Su estilo hiperbólico, con ese look de barba larga y sacos barrocos, hacen que me parezca un tanto sobre actuado. Pero lo que sí debo reconocerle son un par de frases que utiliza en sus videos y presentaciones para externar su punto de vista sobre los negocios. Una de ellas —que en otra columna comentaré— son las “Neuromamadas” (criticando abiertamente a Jürgen Klaric otro “gurú” de los negocios) y la que se me hace una joya es la que el llama: “Negocios Pendejos”.

Con el histrionismo que lo caracteriza, el master Muñoz (así se autonombra) nos explica, palabras más palabras menos, que un negocio que no es escalable y se estanca sin crecer, es en verdad una pérdida de tiempo.

Lo que no nos explica el barbas es el POR QUÉ los emprendedores abren este tipo de negocios.

A ver, evidentemente cualquier emprendedor que sueñe con tener su propio negocio lo hace con la ilusión de triunfar, de poder vivir de este, dar fuentes de empleo, etcétera. El problema radica en que el planteamiento del propio negocio está errado desde su origen —esto, por un lado—; y, por otro, el que lo abre no sabe que no sabe que carece de las habilidades necesarias para emprender (les recuerdo leer El mito del emprendedor, una joya que explica perfectamente los tres y sólo tres perfiles que existen en los negocios).

Tenemos el perfil EMPRENDEDOR con características muy claras de echado pa´lante, pensando siempre en el futuro, pero siendo pésimos administradores.

Tenemos el perfil TÉCNICO, que son los que viven en el presente solucionando problemas del día a día (y simplemente NO les gusta vender). Y, por último, tenemos el perfil ADMINISTRADOR que vive en el pasado, tratando de recabar información, facturando y llevando el orden en el negocio, pero no les pidas
que vendan ni que diseñen nada, ellos son felices detrás de un escritorio.

Si esto lo entendieran los emprendedores no habría una tasa tan alta de fracaso (de 10 empresas que abren, nueve cierran antes de cumplir los cinco años de vida).

Imagínate a los dueños de esas nueve empresas que cierran. Personas frustradas, tristes por la pérdida de capital, temerosas de hacer un nuevo emprendimiento.

O, por el contrario, tan pero tan optimistas que dicen “a la otra me sale mejor”… y a la otra se vuelven a dar un trancazo porque NO entienden el modelo.

Nosotros como agencia hemos visto infinidad de veces empresarios quemados por su propia ceguera y nos frustra no poder atenderlos, (somos buenos, pero no somos magos). En el pasado hemos cometido el error de tratar de atenderlos y los que terminamos haciendo negocios pendejos… hemos sido nosotros.

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/CR

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