Lo que no nos enseñan cuando somos niños

Si pudieras regresar el tiempo,¿cambiarías algo de la forma en que te educaron?

Increíblemente la gente que más amamos es aquella que cuando les contamos nuestros sueños o proyectos nos dicen que nos “aterricemos”, que eso que queremos lograr es muy difícil, que no vamos a conseguirlo, que pongamos nuestros pies en la tierra, que estudiemos y/o trabajemos en algo que si es productivo, que nadie se hace rico trabajando en aquello que disfruta, que tenemos que partirnos la madre para ser “alguien” en esta vida, que el dinero no crece en los árboles, que no podemos pensar distinto o hacer algo diferente porque nos vamos a morir de hambre.

Y así vamos por la vida dejando atrás sueños, aspiraciones y pasiones para poder acoplarnos a lo que los demás esperan de nosotros,para encajar en un mundo que NO nos ve, pero nuestra educación y ego nos hacen pensar lo contrario.

En la escuela nos enseñan matemáticas, español y demás asignaturas que muy poco tienen que ver con nuestra realización personal, sin importar si eres bueno para los deportes, para el arte, o para otras materias que seguramente te hacen sentir más útil pero que en este mundo “no sirven de mucho”. La realidad es que muchas veces estudiando algo, nos hemos sentido frustrados al no encontrarle sentido o muy poca aplicación en la vida diaria.

¿Qué pasaría si nos enseñaran inteligencia emocional? ¿qué pasaría si existieran clases donde nos enseñaran a sentir nuestras emociones sin ponerle una connotación negativa? ¿o a validar la emoción del otro por medio de la empatía? ¿Cómo viviríamos si nos enseñaran a conectar todos los días con nuestras sensaciones corporales, con nuestros deseos, con nuestras aspiraciones?

Nos han educado para vivir de forma reactiva, ajenos a nuestro ser. A que mostrar lo que estamos sintiendo y pensando es de “cobardes”, a no comunicar nuestras emociones pues es sinónimo de debilidad. No nos han dicho que lo que pensamos y sentimos esta bien, pero que también lo que piensa y siente el otro también está bien. Que cada quien tenemos nuestra verdad y que todos hemos crecido con creencias y percepciones diferentes. Nos han enseñado a vivir en constante guerra con la gente que piensa diferente a nosotros, en lugar de demostrarnos que en el conflicto hay un gran crecimiento, que podemos aprender del otro y que las situaciones y personas difíciles que nos topamos en la vida, son grandes maestros pues si bajamos nuestras defensas, nuestro EGO, podemos aprender mucho de ellos.

No nos enseñan que cuando invalidamos la “razón” o la “verdad”del otro, no estamos reconociendo que esa persona tiene su historia de vida para creer eso y actuar de cierta forma, que muy poco tiene que ver con nosotros. No nos enseñan que no existe un tú contra mi… que siendo congruentes con lo que pasa por nuestro cuerpo, mente y emoción nos invade un sentimiento de libertad, muy alejado del sentimiento de vergüenza que nos han inculcado cuando queremos decirle al otro lo que pasa dentro nuestro.

No nos enseñan a ver las similitudes que tenemos con los que nos rodean, esas que precisamente nos hacen sentir reconocidos… no nos enseñan a validar al otro cuando piensa diferente. No nos enseñan a conectar con el otro, y tristemente vivimos en un mundo de desconexión donde nuestro EGO nos hace creer que solo yo tengo la razón, ¿te ha pasado?