Lo que Puebla aporta al mundo

Sin duda, la palabra ‘Patria’ toca las fibras más sensibles de los muchos ‘México’ que conforman hoy en día esta nación. Es muy lamentable que cada día seamos más millones de mexicanas y mexicanos a quienes nos duele ver que nuestra patria chica, nuestra patria suave, se desmorone y vuelva a ser la patria revoltosa y salvaje de los libros de historia; así lo expresaba hace algunos años el escritor mexicano Fernando del Paso durante la entrega del Premio José Emilio Pacheco a la Excelencia Literaria.

Como madre de familia pero también como ciudadana orgullosa de la tierra donde nací, considero necesario reforzar el concepto de Patria –de Nuestra Patria– no solo en los libros y en las aulas, sino en los diferentes ámbitos en los que se desarrolla nuestro diario acontecer. ¿Acaso no vale la pena difundir entre las nuevas generaciones los valores de un país con profundas raíces histórico-culturales, ahora amenazadas por propios y extraños, quienes ponen en riesgo lo que somos y lo que nos ha forjado por siglos una sólida identidad nacional?

Los invito queridos lectores a que seamos hoy una sociedad más libre, pero a la vez más responsable, justa y equitativa; una comunidad comprometida con la edificación de una nación que se pueda sentir orgullosa de pertenecer y ser mexicano; una sociedad que pueda presumir a los cuatro vientos y con la cara en alto nuestros valores pasados y presentes sobre los cuales se debe edificar nuestro futuro.

Deseo fervientemente que los brillantes colores de nuestro lábaro patrio, reflejen el deseo de protagonizar un mejor país, que sean símbolo de paz, esperanza y victoria de batallas ganadas con trabajo y entrega diaria; de combates fértiles que no se traduzcan en fracturas que dividan aún más esta gran nación.

Este mes de septiembre los invito a disfrutar en familia las calles de nuestra capital poblana, que despliegan los coloridos adornos conmemorativos de nuestra Independencia; revivamos el orgullo de ser mexicanos, mantengamos vivo nuestro amor por México, pese a las vicisitudes que lo aquejan, y desde nuestra trinchera honremos a este país con entrega y pasión por lo nuestro. Hagamos Patria juntos y heredemos a las generaciones venideras una tierra fértil con oportunidades para todos; una Patria de la cual el mundo hable no por sus desatinos, sino por sus fortalezas y aciertos. Me despido compartiendo un fragmento de la famosa poesía de Ricardo López Méndez, que nos recuerda el amor a nuestra patria.

México, creo en ti,

porque escribes tu nombre con la X

que algo tiene de cruz y de calvario:

porque el águila brava de tu escudo

se divierte jugando a los volados:

con la vida y, a veces, con la muerte.

México, creo en ti,

en el vuelo sutil de tus canciones

que nacen porque sí, en la plegaria

que yo aprendí para llamarte Patria,

algo que es mío en mí como tu sombra

que se tiende con vida sobre el mapa.