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Llueve, Puebla

Llueve, Puebla

Columnas jueves 15 de abril de 2021 - 06:02

Mi mal humor se relaciona directamente con la falta de lluvia en esta ciudad. Mi frustración también.

Y es que el calor es insoportable y la tierra y el polvo que flotan en el aire, hacen que mi garganta y mi nariz sufran estragos solo comparables a los que uno tiene después de una buena noche de bares.

Pero ahora ni noches ni bares, lo que sí, nariz y garganta destrozada.

Yo no me caracterizo por ser una criatura muy unida a la creación, de hecho ––usted lo habrá constado en estas mismas páginas–– mi relación con la naturaleza es muy parecida a la de un niño en una casa de espantos: siempre traumática, nunca placentera.

Empezando por la idea de que yo sudo más que un taco de canasta, y no puedo mojarme tantito porque ya estoy estornudando, yo y la naturaleza no somos uno jamás. Lo anterior, claro, a propósito del clima, porque sobre los demás seres vivos que habitan la creación, yo no puedo más que evocar malas experiencias que van, desde tener que bajarse de mi coche en plena Avenida Juárez gracias a una araña que decidió pasar la noche en el tablero de mi coche, hasta mariposas negras de mal augurio que salen revoloteando de mis libros empolvados.

Todo, claro, con su buena dotación de fobias materializadas.

Entonces, la verdad es que nunca en mi vida había creído eso de que uno se conecta más de la cuenta con la pacha mama, pero ahora, de verdad, siento que todo lo que no ha llovido yo lo tengo contenido en mis adentros: no puedo hacer nada, no puedo pensar, no puedo escribir.

Por si fuera poco, la mentada lluvia que ha decidido no hacer aparición todavía en el techo de mi casa, se las arregla para caer en todas partes, menos en el techo de mi casa.

Hoy llegué de mal humor a una tienda del centor y todos estaban hablando de lo mucho que llovió anoche.

Incluso llegaron a decir que un rayo quemó un árbol que está cerca de la casa de alguno.

¿Y por tu casa no ha llovido, Pablo?

Ya me resigné: no voy a esperar más a que llueva, no voy a creer en los truenos que retumban a eso de las siete de la noche: no voy a decirle a M ora si llueve, me cae. Renuncio a todo pronóstico, sólo pido algo: llueve, Puebla, llueve, por favor.

***

PS

Cuando llueva, ¿de qué vamos a hablar?

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/CR

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