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Las secuelas del enfrentamiento en Chalchihuapan

Las secuelas del enfrentamiento en Chalchihuapan

Puebla jueves 09 de julio de 2020 - 00:54

Las víctimas y sus familiares han intentado dejar atrás lo que pasó ese 9 de julio de 2014. Elia Tamayo, madre de José Luis Tehuatlie, prefiere esperar a que Araceli Bautista le dé instrucciones para hablar; del resto se desconoce su paradero.

Por Guadalupe Juárez

Quienes sufrieron los estragos del enfrentamiento entre policías estatales y pobladores de San Benardino Chalchihuapan, junta auxiliar de Santa Clara Ocoyucan, el 9 de julio de 2014, prefirieron dejar la comunidad o evitar los reflectores.

Para la mayoría, a seis años de lo que sucedió, el caso está cerrado. Y para quien se había convertido en una lucha para alcanzar justicia, por ahora, pareciera que ha hecho una pausa, para seguir con su vida.

Hay quienes dicen que hubo más niños heridos y muertos.

“Todos saben quiénes fueron, pero no quisieron pelear, prefirieron irse o quedarse callados”, dice uno de los familiares que prefiere seguir guardando la identidad de ellos.

LA SOLEDAD DE HERMINIA MONTES

Herminia Montes es viuda de Martín Romero Montes, uno de los pobladores que recibió un proyectil en la mejilla, herida de la que trató de recuperarse, pero que fragmentos de lo que perforó su cuerpo, se alojaron en el riñón, se hizo un tumor y terminó con su vida cuatro años después, en agosto de 2018.

La mujer de 68 años de edad atiende un comercio de productos de limpieza en la comunidad de Chalchihuapan. Dice que la deuda que tiene por los doctores, clínicas, por las operaciones, medicinas y tratamientos que recibió su esposo, es incalculable.

Lo que sí sabe es que los 100 mil pesos que recibió como indemnización por parte del gobierno estatal fueron insuficientes para solventar los gastos después de la convalecencia de Martín, pues apenas le alcanzó para pagar las operaciones que le salvaron la vida a su marido, pero que no le sobró para sostenerse ella misma.

“No sé si fue su culpa, la mala suerte que le tocó, por algo pasan las cosas, si no hubiera sido por eso (el enfrentamiento) ahorita la hubiéramos pasado bien”, afirma al rememorar el reto que significó cuidar de su esposo desde aquella tarde que le avisaron que había sido herido.


Antes de ese 9 de julio de 2014, que les cambiaría la vida, Herminia era ama de casa. Ahora trabaja para no deprimirse, para terminar de pagar sus deudas y porque “no le queda otra”, después de que su pareja por 51 años muriera.

“A él le cocieron sus dientes uno por uno con alambres, sólo le dejaron un hoyito en la boca, ahí le metí el popote para que comiera. Le hacía un caldito de pollo, le daba jugo. Así, con el popote le daba de comer por tres meses. Ni podía hablar, lo vinieron a entrevistar y no podía hablar”.

Martín aseguró una y otra vez que él era ajeno a la protesta de ese día de los habitantes que exigían que el registro civil regresara a la junta auxiliar. A su esposa, su yerno y a la prensa, les dijo que ese día había ido a trabajar a un terreno que tenía cerca de la autopista Puebla-Atlixco, que al ver a que los policías trataban de quitar a los inconformes, él le pidió a los estudiantes de la secundaria que pasaban por ahí que se alejaran, que mientras intentaba parar el conflicto, un policía le disparó y él quedó inconsciente.

A más de cuatro años de distancia del día que cambió su vida, Herminia lamenta que el haber aceptado la indemnización ofrecida por el gobierno estatal cierre el caso, porque la cantidad que le dieron apenas cubrió la atención médica de urgencia recibida después del impacto. Las secuelas que le dejaron, como la diabetes, depresión y el tumor que se alojó cerca del riñón, fueron consecuencias que no se tomaron en cuenta.

“Pero ya no importa, porque no tengo para meter abogados y pelear. Ya que se quede así, yo veré cómo le hago para pagar lo que falta”.

ELIA TAMAYO, LA PAUSA EN LA LUCHA

Si en Chalchihuapan preguntas por doña Elia Tamayo Montes, todos sabrán de quién se trata, dónde vive y qué hace todos los días.

Unos me dirán que el domingo asiste fielmente a la capilla de Guadalupe, que siempre estará en su casa. Otros, que ya casi no la ven caminar por la plaza principal ni por las calles. Alguien más, dice que sí, que va seguido al registro civil a hacer trámites.

Una de sus vecinas, asegurará que ya olvidó a su hijo José Luis Tehuatlie, que cobró más de 2 millones de pesos y que con eso, compró una camioneta.

Otra, que ha conservado su rutina, que todos los días se va al monte a trabajar y que no vuelve hasta que el sol cae.

Ella dirá que no tiene tiempo, que ya no está en su casa, que no le interesa hablar con más prensa.

--¿Ya le dijeron a Doña Chelo?

--¿Araceli Bautista?

--Sí, es que ella me dice cómo le entramos, qué hacemos, mejor háblale a ella.

-- Le hablé, pero no me responde.

Regáleme unos minutos para una entrevista y unas fotos, por favor.

--No, mejor otro día, de veras. Mejor otro día vuelves.

--¿A fuerza tiene que autorizar Araceli la entrevista?

--Es que ella siempre me dice hacia dónde vamos. Mejor márcale o yo te hablo después. Ahorita no, otro día.

La última aparición pública de Elia Tamayo fue en noviembre del año pasado, cuando exigió que la Comisión Nacional de Derechos Humanos reabra el caso. A partir de ahí, ha mantenido un perfil bajo.

Elia es la madre de José Luis Tehuatlie Tamayo, niño de 13 años de edad, que falleció tras recibir un impacto de una bala de goma en la cabeza, durante el enfrentamiento.

Desde hace cuatro años se convirtió en la imagen del movimiento de las víctimas de ese día.

HUGO JIMÉNEZ, CIERRA EL CAPÍTULO

Un par de niños atienden la papelería en donde los pobladores señalan que vive Hugo Jiménez Varela, quien perdió la vista del ojo izquierdo, tras la trifulca con los policías estatales, al cerrar la carretera.

--Es mi papá, pero no está.

La niña de apenas seis años de edad dice que su padre ya no quiere hablar del tema, que no accederá a hablar de nuevo con la prensa. Y Hugo, más tarde me dirá que ya no tiene caso revivir lo sucedido, que casi no va a Chalchihuapan, que ha rehecho su vida.

FÉLIX XELHUA

De Félix Xelhua, uno de los detenidos y procesados por el operativo de 2014, nadie sabe de su paradero.

“Ellos ya no están aquí, muchos se fueron, trabajan en otros lugares”, dicen sobre él y el resto de los involucrados.

VÍCTOR MONTES CONTRERAS

Víctor Montes Contreras murió en febrero de 2015. Sus familiares informaron en aquella ocasión que sufría de ansiedad y padecía hipertensión. Él fue uno de los pobladores encarcelados, acusados de motín y otros delitos contra funcionarios públicos por el cierre de la carretera.

Sus familiares también prefirieron olvidar el caso.

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HG/CR

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