facebook comscore
La muerte como maestra de vida

La muerte como maestra de vida

Columnas miércoles 19 de marzo de 2025 - 23:20

Hay maestras que llegan en silencio, sin avisar, y luego están las que irrumpen, te sacuden y te cambian para siempre. La muerte pertenece a esta última categoría. No pide permiso, no negocia. Te quita, te arranca, y al mismo tiempo, te muestra. Porque quien se atreve a mirar la muerte de frente, descubre, quizá por primera vez, de qué está hecha realmente la vida.

Perder a alguien —un hijo, un padre, un amor— te rompe en pedazos, pero también te da la oportunidad de reconstruirte desde otro lugar. Un lugar donde las cosas superficiales pierden brillo y donde solo queda espacio para lo esencial: el amor, la presencia, el propósito.

Cuando mi hijo JuanCa murió, me encontré en medio de esa grieta. Todo lo que creía fijo se desmoronó. Pero en medio del dolor, la muerte me enseñó la lección más dura y más valiosa: el tiempo es finito, pero el impacto de una vida vivida con sentido no lo es. Ese aprendizaje se convirtió en el hilo conductor de mi libro, JuanCa Regreso a Casa, y de mi vida misma.

Hay un episodio en el libro que no olvido. Cuando JuanCa era bebé y lo estaba bañando, de pronto empezó a ahogarse. Entré en pánico, gritando, sintiendo que la vida se me iba junto con él. Y fue mi bisabuela Jeanette quien, con una serenidad que solo dan los años y la sabiduría, me tomó las manos y me dijo: “Mamita, su hijo vino a vivir, entiéndalo.” Esa frase, que en su momento me ancló a la calma, resonó aún más fuerte años después, cuando JuanCa partió. Porque vivir no es solo respirar; es dejar una huella, cumplir un propósito y, en ese proceso, enseñarnos a quienes nos quedamos a realmente estar presentes.

Hoy, cada vez que veo a María y a José Pablo, busco aplicar esa lección. No sé cuánto tiempo me toque estar aquí con ellos, pero sí sé que mientras estemos, estoy para vivirlos completos: reírnos fuerte, llorar cuando se tenga que llorar, acompañarlos a construir su propio sentido y recordarles que, aunque la muerte es inevitable, lo importante es lo que hacemos con la vida antes de que llegue.

El duelo no es algo que se supere, es algo que se transita. Es la travesía en la que la persona que eras antes muere también, y nace alguien nuevo. Alguien que entiende que la vida no es acerca de cuánto acumulas, ni de cuánto controlas, sino de cuánto entregas, cuánto amas y cuánta luz dejas en otros.

La muerte, bien mirada, no es el final. Es la maestra incómoda que te pregunta: ¿qué estás haciendo hoy con tu vida? ¿Para qué estás aquí? ¿Qué legado quieres dejar?

Así que sí, perder duele. Pero también expande. Nos arranca el miedo y nos deja desnudos frente a lo verdaderamente importante: vivir con intención. Convertir el dolor en propósito. Y recordarnos que cada día es una oportunidad de volver a casa… mientras estamos vivos.
Ahora te pregunto a ti: ¿qué te enseñaría la muerte hoy, si te atrevieras a escucharla?

Y si hoy estás viviendo tu propia pérdida, tu propio desgarro, déjame decirte algo que aprendí: la muerte no viene solo a quitarnos, también viene a revelarnos. Viene a mostrarnos que, aun rotas, podemos construir algo más grande. Que incluso en medio del vacío, podemos elegir amar, elegir dar, elegir vivir. Porque mientras estemos aquí, aún podemos ser hogar para alguien más.

Envie un mensaje al numero 55-11-40-90-52 por WhatsApp con la palabra SUSCRIBIR para recibir las noticias más importantes.

/CR

Etiquetas


Notas Relacionadas
Trump odia al catolicismo Columnas
2025-04-20 - 21:47
“México, la dictadura perfecta” Columnas
2025-04-15 - 22:08
Alerta roja en residencias médicas Columnas
2025-04-13 - 22:58
La guerra arancelaria innecesaria Columnas
2025-04-13 - 22:56
+ -