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La insoportable espera

La insoportable espera

Columnas miércoles 05 de mayo de 2021 - 00:14

En todo el mundo la espera está íntimamente ligada al proceso de vacunación contra el Covid-19, las razones son perfectamente entendibles y, sin embargo, la negligencia en el proceso no tiene justificación. ¿De qué otra manera podemos llamar al hecho de que 1.3 millones de mexicanos lleven más de 30 días esperando la segunda dosis de Sinovac, una vacuna que apenas alcanza el 51 por ciento de efectividad? Podría hacerse un diccionario de todas las palabras que el Gobierno de la República desconoce abiertamente, en esta ocasión un par de ellas saltan a la vista: “planeación gubernamental”.

Ningún adulto mayor estaría a la expectativa de que ninguna farmacéutica cumpliera puntualmente con sus fechas de entrega si, por cada 10 dosis que aterricen en territorio nacional únicamente la mitad llegaran a los brazos de los mexicanos mientras, el resto, permaneciera refrigerándose en las instalaciones del sistema de salud en espera de los días necesarios para alcanzar la inmunidad artificial proyectada. Desde luego una medida tan responsable sería impensable para un régimen adicto a la propaganda, la simulación y la falsedad gubernamental; bajo esos términos el entrañable Dr. Muerte no estaría alardeando que 17 millones de mexicanos han sido “vacunados” –con una sola dosis- en cuatro meses de campaña, sino únicamente la mitad de esa cifra total.

Hasta el momento el Gobierno de la República, el mismo que comenzó la semana informando la acumulación de 2 millones 349 mil 900 contagios y 217 mil 345 defunciones oficialmente reconocidas, sólo ha gastado el equivalente a un miserable tren Maya en el rubro de vacunación: 17 mil millones de pesos, de ese gran total cada dosis de Sinovac tiene un costo de 13.6 dólares, la segunda más elevada sólo después de Pfizer; el tiempo -conservador y fifí- corre y la inversión pública está en riesgo de malograrse en caso de que pasen los 45 días que, según el indiscutible criterio epidemiológico de López-Gatell, deben mediar entre la primera y la segunda dosis. ¿Qué necesidad de arriesgar la salud de nuestros padres y nuestros abuelos cuando una acción oportuna de planeación gubernamental pudo protegerlos de la espera y del Covid-19?

Mientras se inventa la vacuna o “el detente” contra la negligencia gubernamental, las filas de espera se multiplican exponencialmente en el país entero: los médicos privados; los adultos mayores de Puebla, Tlalpan, Guadalajara y algunas ciudades del estado de México que necesitan la segunda dosis de Sinovac; los mexicanos entre 50 y 59 años que ya se registraron; los profesores de instituciones públicas y privadas que ya tienen fecha de vacunación con las dosis de Cansino; y el resto de los habitantes mayores de 16 años. Y usted que seguramente está en la insoportable espera, ¿ya a se dio cuenta que no padecemos ningún gobierno sino un vulgar traficante de esperanzas, o necesita más pruebas?

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/CR

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