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La guerra de Barbosa contra el Covid-19

La guerra de Barbosa contra el Covid-19

Ciudades lunes 03 de agosto de 2020 - 00:25

Por Staff Contraréplica Puebla

La ola de contagios de Covid-19 que se expandía por el mundo llegó a Puebla en la segunda semana de marzo y tras el primer caso positivo pronto se multiplicaría en la zona metropolitana del estado y luego en la mayoría de los municipios; las actividades económicas y sociales se paralizaron. El gel antibacterial, las mascarillas, caretas y cubrebocas se convirtieron en artículos indispensable.

La primera fila de la guerra contra el coronavirus la formaron los doctores, enfermeras y el resto de los trabajadores de salud. Ante lo inédito del virus, el gobernador Miguel Barbosa Huerta se asumió como el general al frente de la batalla, y no dudó en emitir diferentes decretos que ayudaron a que menos pacientes llegaran al hospital y con ello evitar un colapso de las clínicas estatales.

En las primeras semanas optó por reducirla movilidad de las personas con el programa temporal del Hoy no Circula, con el que pretendía que se respetara el confinamiento y disminuir los casos positivos que se iban incrementando día a día.

Después se inclinó por una serie de decretos como el de mandar a los trabajadores del gobierno estatal mayores de 60 años, personas con discapacidad, mujeres embarazadas o en lactancia, así como los que tenían enfermedades crónicas que son considerados grupos en riesgo por la propagación del virus, no presentarse a trabajar con goce de sueldo hasta que pasara la contingencia.

A la par de ello, determinó que las madres que tuvieran hijos bajo su cuidado ingresaran a las 11 de la mañana.

Para el 23 de marzo, el mandatario estatal decretó el cierre temporal de salas de cine, teatros, auditorios, gimnasios, centros deportivos y sociales, clubes de servicio, sociales y/o deportivos y baños públicos.

Los casinos, centros nocturnos, bares, cabarets, lugares de esparcimiento, exhibiciones, salones de fiesta, auditorios, piscinas, estadios y zoológicos también tuvieron que cerrar.

Dos días después, el gobernador delegó a la Secretaría de Salud del estado como la dependencia rectora para atender la pandemia.

Al día siguiente, exhortó a los empleadores a mantener el pago de salarios a sus trabajadores, durante la contingencia, en especial a las empleadas domésticas que eran enviadas a sus casas sin retribución.

Al incrementarse poco a poco el número de contagios, Barbosa Huerta decidió crear el programa especial y emergente Puebla Contigo, que consistiría en la entrega de paquetes alimentarios e higiénicos en la entidad, de casa en casa, para fomentar que las personas cumplieran con el confinamiento.

El 6 de abril, con la emergencia a cuestas, el gobierno estatal dictó las medidas para el manejo de cadáveres que estuvieran relacionados con casos sospechosos o comprobados por Covid19, para evitar más contagios en funerarias, salas de velación y velatorios.


A través de un decreto, se hizo obligatorio el uso de cubrebocas, cubiertas faciales o mascarillas en espacios públicos. Además de una serie de medidas para los negocios de productos de canasta básica, por entrega a domicilio e instituciones de crédito.

Conforme avanzaba la epidemia en el estado, el mandatario propuso la primera parte del plan de reactivación económica que eximía de diversos impuestos estatales a los empresarios, como la condonación del ISN, su reducción en algunos casos y prórrogas para sus pagos.

También ordenó la ampliación de plazos para el pago de control vehicular y canje de placas, la suspensión del pago del Impuesto Sobre Servicios de Hospedaje y del Impuesto para la Realización de Juegos con Apuestas y Sorteos.

Otras medidas consistieron en pedir a las agencias funerarias mantener sus precios por la prestación de sus servicios y a los dueños de escuelas particulares a ser solidarios con el cobro de las colegiaturas para los padres de familias que se quedaron sin empleo por la contingencia.

Los casos positivos aumentaban, los fallecimientos se multiplicaban y los hospitalizados comenzaban a ocupar los ventiladores y las camas de terapia intensiva, mientras en las calles todavía se observaban personas en los establecimientos de comida y bebida, lo que obligó al mandatario estatal a prohibir la venta de bebidas alcohólicas abiertas en los diferentes establecimientos y expendios.

El 1 de mayo se prohibió el consumo de alimentos preparados en establecimientos fijos y dispuso que sólo se habilitara el servicio para llevar o a domicilio.

Al no haber posibilidades de que los alumnos de educación básica y media superior regresaran a las escuelas, el mandatario estatal tuvo que declarar la conclusión del ciclo escolar 2019 y 2020, sin que ningún estudiante pudiera reprobar el año.

El 22 de mayo, en medio de la polémica por el regreso a las actividades el 1 de junio de la industria automotriz y de la construcción, el gobernador emitió un decreto en el que expuso que la reanudación de labores de ambos sectores podía incrementar el número de contagios y evitarían que se controlara la epidemia en el estado.

Sin embargo, ante el regreso eminente de las actividades de Volkswagen y Audi, Barbosa Huerta decidió suspender la medida temporal de Hoy no circula, para evitar aglomeraciones en el transporte público.

LAS DIFERENCIAS CON EL GOBIERNO FEDERAL

Una grieta se hizo evidente conforme avanzó la pandemia en el estado. Primero la diferencia entre la cifra de contagiados y luego el de las muertes por coronavirus que llevaba el gobierno federal con las estatales, luego por la falta de recursos e insumos que enviaría la federación, después por la implementación de la Nueva Normalidad y el semáforo epidemiológico.

El 13 de mayo, el gobernador Miguel Barbosa advirtió que el regreso de la industria automotriz echaba por la borda las medidas dictadas por su administración, por la actividad que generaría a su alrededor y que sería difícil controlar.

El segundo desencuentro se dio en la implementación del Semáforo epidemiológico y el levantamiento de la Sana Distancia para dar paso a la Nueva Normalidad, después de que el gobernador anunció un semáforo local, la Secretaría de Gobernación federal paró en seco la decisión.

Después, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud del gobierno federal, Hugo López-Gattel, reconoció que Barbosa Huerta tenía facultades para decidir si prolongaba las restricciones por las condiciones de la pandemia en la entidad.

Las diferencias no pesaron y el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que Puebla recibiría recursos extraordinarios para atender la emergencia, como médicos, camas y especialistas.

El mayor reto de enfrentar la pandemia —admitió el gobernador— se centraba en la falta de personal médico que tuvo que solventar con recursos propios, pues la red hospitalaria estatal, consideró, era suficiente para atender la emergencia sanitaria.

OTROS FRENTES

Sin lograr aun disminuir los casos de contagios, el gobierno estatal no cedió a la presión de los organismos empresariales, en junio y julio, cuando pedían reanudar sus actividades comerciantes ante la evidente crisis y quiebra de los negocios.

La pérdida de empleos, latente, ha parecido menos complicado que las más de 2 mil muertes por el virus y los casi 20 mil contagios en la entidad.


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HG/CR

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