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La desgracia y los ojos de Lince

La desgracia y los ojos de Lince

Puebla jueves 25 de febrero de 2021 - 00:31

Por Ignacio Juárez Galindo

Los ojos de lince aparecieron ante la cámara vivos, divertidos, plenos.

Cuando todos buscaban la respuesta en otra parte, cinco, seis segundos fueron suficientes para saber que el mensaje había cumplido el círculo virtuoso.

Los ojos de lince confirmaron todo.

Lo peculiar es que esos ojos dejaron en claro la profunda asepsia de quien conoce las cuerdas del poder.

Esas pupilas juguetonas dejaron ver a quien se sabe pleno en la vida, que goza lo que hace, que sabe que mientras para otros cada día es uno menos para todo, para él es uno más que debe celebrarse.

Y en ese juego de sabio travieso quedó claro que, en Puebla, los tiempos son y seguirán siendo los de las convergencias paralelas que tanto diseccionó Umberto Eco.

*

En la azarosa vida del poder, lograr que los astros se alineen a tu favor es el resultado del trabajo bajo las sombras de quien sabe que debe actuar como orfebre de una casa de relojería suiza.

La contundencia del resultado es directamente proporcional a la inteligencia y oficio de quien emprende ese trabajo.

De ahí que haya resultados que sorprenden y otros que decepcionan.

Hay casos en que, en esa azarosa vida del poder, los astros se alinean de manera natural.

Es raro, pero ocurre.

En Puebla, por ejemplo, se me ocurre que, en estos días, un beneficiario de esa extraña caída de los dados sería aquel que fuera producto de la izquierda universitaria.

La izquierda en Puebla está ligada históricamente al viejo Colegio del Espíritu Santo.

Haber sido partícipe en esa coyuntura histórica te da el background brutal para presumir tus credenciales.

Te ayuda a desdorar la imagen de los arribistas, de los recién llegados, de los que no vienen de una estirpe.

(¡Por Dios, estamos en Puebla! Aquí, las familias siguen siendo quienes quieren todo el tiempo mover el tablero del poder.

Por eso hay casos en que la ultraderecha y la ultraizquierda pueden convivir al seno de un hogar).

Se me ocurre también que esos astros hablan de una vida forjada en las luchas sociales, manifestaciones, persecuciones y hasta nadar a contracorriente.

La 4T abrió la posibilidad de que quien tenga un pasado de lucha universitaria pueda acceder al reino sagrado de la proyección natural.

Aunque para cerrar el círculo son necesarios algunos ingredientes adicionales.

Traducir ese pasado en oficio político,es uno.

Otro es entender que el trazo de la nueva izquierda en México está más cerca de la socialdemocracia que de la hoz y el martillo.

Saber que la realidad exige algo más europeo que ruso o cubano, es indispensable.

Pero, estamos en Latinoamérica.

Estamos en México.

Aquí el juego del poder es propio y particular.

Por eso hay códigos que no se pueden romper.

Por ejemplo, la lealtad.

Así pues, hay trabajos que engrandecen y otros que te mandan al basurero de la política.

*

Los ojos de lince ven todo locurre en el tablero de ajedrez.

Ven cada movimiento bajo las sombrasde los aprendices de orfebres suizos.

A todos los deja correr.

A todos les da su espacio.

Sabedor que otros creen que el tiempo se les agota, lo mejor es esperar.

Mientras se espera y el juego sigue, los ojos de lince mandan mensajes.

No sé, se me ocurre que a través de tres entrevistas demoledoras.

A través de conferencias de prensa mañaneras.

En la pluma de quien sabe lo que es un animal político.

Dice y no dice.

Ese es el juego.

El que lo entienda, sabe que todo se reduce a una sola palabra: Lealtad.

Si eso se rompe no hay más futuro.

Por eso, ayer, la respuesta no estaba en otra parte, sino en los ojos juguetones, vivaces, divertidos del lince formado en las entrañas del poder en México.

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HG/CR

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