En el mitin en Filadelfia, Pensilvania, tras la oficialización de la nominación como candidata del Partido Demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Kamala Harris pronunció un claro y contundente mensaje: hay que aprovechar el momento.
Del momento del que habla la candidata es el que comienzan a marcar encuestas que lo colocan a la par o incluso por encima de su competidor, Donald Trump.
El relevo en la candidatura no solo puso fin al morbo sobre la capacidad de Joe Biden para participar en la campaña y, de ganar, conducir los destinos de esa nación, sino que permitió el rejuvenecimiento de la propuesta política frente a un personaje que utiliza la violencia verbal, la confrontación y la burla, como ejes proselitistas.
Además, con la frase “conozco a la gente del tipo de Donald Trump”, fijó otra de las líneas estratégicas de aquí a noviembre cuando acudan a las urnas, que consiste en dejar de darle reflectores al candidato del Partido Republicano.
De eso vive Trump, es su espacio en el que siempre se siente cómodo porque su naturaleza es el show político, el sensacionalismo, la espectacularidad y el discurso desmedido.
No significa que Kamala Harris borre a su contendiente de los discursos, simplemente pondrá menos atención en él, con el propósito de que sea ella y no él quien figure como personaje central.
Y es justamente el “momento” que pide aprovechar para ganar la elección.
No hay otra oportunidad para vencer a un perfil pendenciero que avanzó políticamente mientras tuvo de contrincante a un hombre profundamente desorientado, bajo agobio por las versiones sobre su capacidad mental.
Por eso, tajante, sostuvo que no se trata sólo de Trump, sino de una campaña para “pelear por el futuro”.
Es la hora de colocar al frente propuestas significativas para la sociedad norteamericana, en donde la diatriba pase a segundo lugar y temas complejos como la migración y la frontera con México se aborde con seriedad, sin humillar o criminalizar al vecino y a su gente.
“Nuestros vecinos no son enemigos”, al hablar no sólo de México sino de Latinoamérica, lo que marca una diferencia y, por supuesto, un punto de contraste necesario para atraer a votantes.
La violencia y la proliferación de armas es otro punto que destacará en su campaña, lo que sin duda propiciará polarización respecto del discurso de su contrincante, sin que necesariamente lo pongan por delante y como centro del debate nacional.
Junto a Tim Walz, exgobernador de Minnesota y ahora candidato a la vicepresidencia, ha mostrado claridad de acción. Aunque quedó lejos la meta de llegar a la Casa Blanca y no será sencillo.
A Kamala Harris se le escucha con claridad, sin titubeos ni miedos, es el tiempo de que los estadounidenses elijan entre un populista o una mujer que puede cambiar la historia.
CAJA NEGRA
¿Por qué es tan importante la elección estadounidense en el contexto local? Para la realidad poblana resulta obvio: las y los miles de poblanos que radican desde hace años en la unión americana.
El voto migrante será fundamental como ha sucedido en otras elecciones presidenciales.
De ahí que el discurso Demócrata sea por dejar de criminalizar la migración, aunque en los hechos no significa que, de ganar, vaya a aplicar una política de puertas abiertas.
Las familias de México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, de países como Venezuela, esperan un futuro mejor y esto podría convertirse en uno de los tópicos de relevancia en la campaña.