Guerra Montiel: la cabeza de la hidra

Su cercanía con Adolfo Karam le permitió llegar como director de Vialidad Municipal con Enrique Doger Guerrero, Blanca Alcalá Ruiz, y más tarde llegó a Vialidad Estatal.

Por Staff Contraréplica Puebla

Cuando se creía que La Hermandad al fin había quedado extinta, la hidra dio su último coletazo y azuzó a un sector de la Policía Estatal para desplegar un paro que se mantiene hasta hoy.

Este subgrupo policial se había perpetuado a lo largo de dos décadas sin distingo de partidos, gobiernos y sucesiones, hasta el arribo del nuevo régimen político, que importó mandos de la Secretaría de Marina y, más tarde, del estado de Chiapas.

El mando de La Hermandad hoy se retiene en una persona: Héctor Guerra Montiel, con una trayectoria policial de cerca de tres décadas en las que ha acumulado denuncias de presuntos actos de corrupción, acoso, hostigamiento y encubrimiento de anomalías.

Su último cargo público le fue cedido por el priista Enrique Doger Guerrero, quien lo designó jefe de Seguridad de la delegación del IMSS en Puebla. Pero incluso allí, alejado de la Dirección de Vialidad del estado, que se convirtió en su asidero por varios años, fue acusado de distintas anomalías.

A principios de 2017, elementos operativos y administrativos presentaron una denuncia ante la Contraloría del estado en la que lo señalaban como protector de una supuesta red de narcomenudeo en Infonavit Villa Frontera, cerca del Hospital General del Norte del IMSS, junto a José Tlachi Meneses, quien hoy se desempeña como coordinador general de Seguridad Pública en el municipio de Puebla.

La denuncia, como en los viejos tiempos del priismo, no revolvió gran cosa. 

Tanto él como Tlachi Meneses, quien entonces se desempeñaba como coordinador general de Seguridad de la SubsecretarÍa de Coordinación y Operación Policial, se mantuvieron en sus cargos.

NACE LA HERMANDAD

En el trienio de Mario Marín Torres como presidente municipal (1999-2002), Adolfo Karam Beltrán, entonces jefe policiaco de la capital, agrupó a distintos elementos de su confianza en un grupúsculo.

Entre ese grupo, engrosado por comandantes y oficiales, destacaba Guerra Montiel, quien había empezado su carrera desde el nivel básico de la corporación. Su cercanía con Karam Beltrán, sin embargo, le permitió perpetuarse como director de Vialidad Municipal en los trienios de Enrique Doger Guerrero y Blanca Alcalá Ruiz.

En 2005, Doger Guerrero lo separó temporalmente del cargo, tras una serie de denuncias que lo vinculaban con supuestos cobros de cuotas, extorsiones y moches.

Pero en septiembre de ese mismo año volvió al cargo.

En ese entonces, medios como La Jornada de Oriente aseguraban que La Hermandad ya reunía a 86 comandantes, oficiales y elementos de Tránsito Municipal, desde donde habrían obtenido “jugosas ganancias por venta de plazas, autopartes y cuotas que exigen a sus subordinados”, según una nota publicada el 2 de septiembre de 2005.

EL CENIT DE LA ORGANIZACIÓN

Más tarde, en el epílogo del marinismo, Guerra Montiel alcanzó el cargo más alto en toda su carrera: la Dirección de Vialidad Estatal. Llegó impulsado por Karam Beltrán, quien fungía como subsecretario de Seguridad Pública.

Manuel Alonso García —otro exfuncionario señalado por el gobierno del estado como instigador del paro de la Policía Estatal— fue nombrado secretario de Seguridad Pública por Alcalá Ruiz.

Eran, en definitiva, tiempos de bonanza para la organización.

Meses después de su nombramiento, Guerra Montiel desató la inconformidad de los agentes de seguridad vial, quienes el 24 de febrero de 2010 se manifestaron para exigir su destitución por acoso y abuso laboral.

En 2011, con el arribo del morenovallismo, el líder del grupúsculo y varios de sus operadores en la Dirección de Tránsito Municipal fueron marginados por el entonces alcalde Eduardo Rivera Pérez, quien presumía haber acabado con La Hermandad.

Su paso se perdió hasta que, discretamente, Doger Guerrero lo nombró jefe de Seguridad de la Delegación del IMSS.

El resto es historia.