José Alberto “Pepe” Mujica fue un ícono de la política latinoamericana, cuya vida y presidencia de Uruguay (2010-2015) dejaron una huella imborrable.
Nacido en Montevideo en una familia humilde de ascendencia vasca e italiana. En su juventud, militó en el Partido Nacional, pero en los años 60 se unió al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, una guerrilla urbana inspirada en la Revolución Cubana.
Por su activismo, fue encarcelado durante casi 15 años bajo la dictadura militar, soportando torturas y aislamiento extremo, experiencias que forjaron su filosofía de vida centrada en la sobriedad y la humanidad.
Tras la restauración democrática, Mujica se reinventó como político dentro del Frente Amplio. Fue diputado, senador, ministro de Ganadería y presidente. Su gestión marcó hitos progresistas: Uruguay se convirtió en el primer país del mundo en legalizar la marihuana, buscando regular su consumo y combatir el narcotráfico. También promulgó la despenalización del aborto y el matrimonio igualitario, consolidando al país como referente en derechos civiles.
Económicamente, su gobierno redujo la pobreza del 40 al 12 por ciento y mantuvo un crecimiento sostenido, priorizando la equidad social. Su estilo austero, viviendo en una modesta chacra y donando el 90 por ciento de su salario, le valió el apodo de “el presidente más pobre del mundo”.
El legado de Mujica trasciende Uruguay. Su discurso en la ONU, criticando el consumismo y abogando por la sostenibilidad, resonó globalmente. Promovió la integración latinoamericana a través de Mercosur y CELAC, manteniendo una postura independiente en política exterior.
Su coherencia entre discurso y acción, junto a su rechazo al lujo, lo convirtió en un modelo de ética política en una región marcada por la polarización y la corrupción. Mujica demostró que el poder puede ejercerse con humildad. Su muerte la semana pasada cerró un capítulo, pero su vida inspira a nuevas generaciones a priorizar la justicia social, la sencillez y la coherencia en la política latinoamericana.
El estilo, perspectiva de vida y política continúan vigentes en la izquierda latinoamericana.
Líderes de la región acudieron con gran pesar a su velorio, lo que destaca la importancia de “Pepe” en los actuales presidentes de izquierda.