El barco y la tormenta

Columnas jueves 21 de mayo de 2020 - 22:52

“Aquel que no está preparado para todo, en todo momento, no está preparado para nada”

Alfonso Ruiz Soto

En repetidas ocasiones, durante estos más de 60 días de acuartelamiento, hemos escuchado esa frase que reza: “Estamos en el mismo barco y todos juntos saldremos de ésta, ¡qué caray!”… ¿verdad? ¿Te suena familiar esta arenga motivacional? Pues, ¿qué crees? Que esta frase no puede estar más errada porque ni maíz que todos estamos en el mismo barco en esta Tormenta (eso sí, es la misma para todos), llamada Covid-19, pero estamos en distintas y muy variopintas embarcaciones.

Como consultor de marketing he visto en este encierro empresas que estaban preparadísimas para dar el salto y tener una comunicación eficiente en el mundo digital y otras que por el contrario apostaron todas sus canicas a la estrategia del retail cara a cara.

Hay empresas que están vendiendo más que nunca y hay otras que inevitablemente tendrán que bajar la cortina de forma permanente.

¡Entonces, no me vengan con que estamos en el mismo barco!, es más, incluso me atrevería a decir que algunos ni a lanchita, bote, panga o chalán llegan, irán sorteando la tormenta en llantas mal infladas y a punto de zozobrar.

Justo ahora viene a mi memoria el proyecto de “Soltando Amarras” que, en este momento, están navegando por Egipto después de haber zarpado del puerto de Acapulco hace poco más de un año. Sinceramente NO me imagino estar sorteando esta “tormenta” en ese velero (que por cierto tuve el gusto de conocer atracado en el puerto). Sí estando en aguas tranquilas me pegué una mareada los veinte minutos qu estuve a bordo pegándome un sofocón al ver las mini cabinas, el comedir y la cocina, no habría forma de estar cruzando medio mundo -literal- en esa embarcación.

Es decir, lo dicho, no es cierto que estemos en el mismo barco sorteando esta méndiga pandemia Probablemente si me estás leyendo es porque has tenido el privilegio de poder estar en cuarentena, tengas la posibilidad de comprar todo ON line y hayas podido negociar con proveedores y bancos un plazo decente para hacer frente a tus compromisos de pago.

Hay gente que, en este preciso momento, ni de chiste, podría estar leyendo esta columna porque simple y sencillamente no puede parar de trabajar; está en una situación de guerra frente a un enemigo invisible y cabrón.

Te deseo buen viento y buen mar, tal como se lo deseé a la familia Irigoyen antes de zarpar.

Por cierto, ese proyecto para la agencia no llegó a buen puerto porque no entendimos que su embarcación era distinta a la nuestra.

Ánimo que ya falta menos (no importa cuando lo leas).