El Papa Francisco, un apasionado del fútbol y fiel seguidor de San Lorenzo

El Papa Francisco no solo ha marcado historia al ser el primer pontífice latinoamericano, sino también por su fervor futbolero, una característica poco común entre los líderes de la Iglesia católica.

Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Argentina, un país donde el fútbol es casi una religión. Desde joven, manifestó su apoyo incondicional a San Lorenzo de Almagro, el club del que es socio con el número 88.235, según datos oficiales del equipo.

Tras asumir el papado el 13 de marzo de 2013, un año después recibió en el Vaticano a su querido San Lorenzo, que en ese momento celebraba la conquista de su primera Copa Libertadores. El Papa pudo sostener el trofeo continental, en un gesto que evidenció su vínculo con el deporte.

Durante su pontificado, mantuvo encuentros con numerosas figuras del mundo deportivo, siendo los futbolistas quienes más acudieron al Vaticano. Entre ellos, destacan Lionel Messi, Diego Armando Maradona y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, así como diferentes equipos internacionales.

En una de estas visitas, con la presencia del Villarreal, expresó su admiración por los jugadores y especialmente por los porteros, destacando su papel como referentes:

“Cuando ustedes juegan al fútbol están al mismo tiempo educando y transmitiendo valores. Muchas personas, especialmente los jóvenes, los admiran y los observan. Quieren ser como ustedes”, declaró.

Aunque reconoció que “nunca fue muy bueno” jugando, contó que en su juventud no faltaron los intentos por sumarse al deporte más popular de su país.

“Cuando estaba de su edad no era muy bravo jugando futbol y de donde vengo les dicen ‘pata dura’. Casi siempre terminaba de portero”, confesó en una charla con niños en Roma.

En otro momento, tras recibir a Gianni Infantino en el Vaticano al inicio de su gestión en la FIFA, el Papa Francisco aprovechó para lanzar un mensaje claro en torno al papel transformador del deporte y la necesidad de transparencia en su administración.

“Limpiar caminos, poner las cosas en orden, honestidad. El futbol es un arma, en el buen sentido, educativa, de integración social con los chicos”, afirmó, refiriéndose a los escándalos de corrupción que en su momento sacudieron al organismo.