Destaca austeridad AMLO en su plan económico ante Covid 

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El presidente Andrés Manuel López Obrador presentó ayer el plan económico que aplicará su Gobierno para enfrentar la crisis económica que afecta a México y el mundo por el coronavirus.

Este decreto, adelantó el mandatario federal, será enviado a la consejería jurídica de la Presidencia y a la Secretaría de Gobernación para darle completo fundamento legal y que pueda ser publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF).

Consiste en 11 medidas para enfrentar la crisis económica, entre las cuales destaca el recorte del 25 por ciento al sueldo, de manera progresiva, de altos funcionarios del gobierno federal —desde subsecretarios hasta el mismo Presidente—; no se ejercerá el 75 por ciento del presupuesto disponible de las partidas de servicios generales, materiales y suministros, así como comprometidos, se cancelan 10 subsecretarías y la creación de dos millones de empleos. Además se suspenderán aguinaldos y otras compensaciones de fin de año.

El presidente informó en su conferencia matinal que se aplicará la Ley de austeridad republicana de manera rigurosa, lo que permitirá aumentar el presupuesto para fortalecer el blindaje de los programas sociales y proyectos prioritarios en 622 mil 557 millones de pesos.

Al mismo tiempo se otorgarán tres millones de créditos dirigidos a la población más necesitada y la clase media y anunció que no se aumentará el precio en las gasolinas ni se incrementarán o crearán nuevos impuestos.

También se posponen acciones y gasto de gobierno con excepción de 35 programas, entre ellos las pensiones de bienestar, la construcción del Aeropuerto Felipe Ángeles, Tren Maya, de Dos Bocas, mantenimiento y modernización de las seis refinerías, Tren Interurbano y de Guadalajara, entre otras.

Además, algunas áreas de Gobierno permanecerán cerradas hasta agosto, para ahorrará en rentas de inmuebles y de vehículos.

Los servidores públicos serán reinstalados, y ninguno será despedido.

Indicó que es un momento histórico que permitirá replantear la forma de gobernar, sin dejarnos “apantallar” por como lo hacen en el extranjero.