«La frustración del presidente al no contar con una Corte sumisa ha evolucionado hasta transformarse en una venganza brutal: la destrucción de la independencia e integridad del Poder Judicial para que esté al servicio de la fuerza política en el poder»
Ernesto Zedillo
Alguien tenía que decírselo a López Obrador, y qué mejor que uno de sus pares. Desde luego los defensores del presidente han lanzado el grito al cielo con una consigna programada al unísono: “Zedillo no tiene la autoridad moral” para criticar al Jefe Máximo de la Transformación. Quizá los hechos de Acteal les den la razón, pero sólo les recuerdo que los responsables de Ayotzinapa siguen tan encubiertos en este sexenio como en los tiempos del “licenciado Peña Nieto” a quién por cierto, AMLO no tocó “ni con el pétalo de una rosa”.
Pero más allá de los esfuerzos de los corifeos del régimen, el diagnóstico de Ernesto Zedillo es certero pues, efectivamente, con la publicación en el Diario Oficial de la Federación (DOF) no sólo la oficina del Ejecutivo ha entrado en desacato judicial, contraviniendo el mandato de tribunales colegiados y jueces de distrito, sino que además ha iniciado un proceso que tiene como objetivo desmantelar el último contrapeso de la República para abrir paso, no precisamente a la dictadura como muchos exagerados aseguran –o ignaros de la más elemental teórica política– sino a su antesala inmediata: una autocracia constitucional, con extraordinario respaldo popular, dicho sea de paso.
¿Alguien se imaginó que López Obrador iba a postergar la publicación en el DOF para respetar el control difuso de constitucionalidad de la judicatura federal? Ni el más iluso de sus opositores. En mi columna del pasado 6 de septiembre, titulada “¿Holocausto Judicial?”, compartía con usted una obviedad:
«Aunque la resistencia y el sabotaje del judicial y de los estudiantes se intensificará en los próximos días, lo que sigue será mero trámite. Antes del 15 de septiembre el Diario Oficial de la Federación edificará una guillotina que haría palidecer al mismísimo Robespierre, al intentar cortarles las cabezas a jueces y magistrados por mandato del único hombre que “encarna al pueblo y a la nación”: Andrés Manuel López Obrador».
Y, sin embargo, a la hora que usted tenga esta columna en sus manos ya habrá sesionado –o estará por hacerlo– el pleno de la SCJN, rompiendo el paro técnico que han mantenido a lo largo de los últimos días; se trata de la única instancia jurisdiccional que puede invalidar la publicación del DOF, expulsando del sistema jurídico vigente lo votado por los diputados y senadores de la transformación.
¿Se atreverá el gobierno de Claudia Sheinbaum a pasarse "por el arco del triunfo” el fallo del máximo tribunal constitucional de la Nación? Si la respuesta resulta afirmativa, como estoy seguro que ocurrirá, prepárese para leer mi columna “Crisis Constitucional”, evento canónico que sucederá a partir del preciso momento del desconocimiento del fallo por el titular del Ejecutivo Federal, y no desde hace semanas como algunos opositores llevan pregonando.
“Veremos”, dijo el ciego…