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Del dicho al hecho…

Del dicho al hecho…

Columnas lunes 05 de diciembre de 2022 - 20:09

La semana pasada tuvimos el gusto de moderar un panel de Ciudades Sustentables y Movilidad, en la cumbre de sostenibilidad organizada por “Blu Group”, que por cierto agradezco a mi amigo Ciro di Constanzo por su invitación como moderador y lo felicito junto con Cesar Reyes por esta formidable cumbre y los resultados alcanzados.

En este panel tuve el gusto de conducir la moderación con Panelistas de alto nivel como son la Dra. Isabel Struder, directora de la Alianza del Gobierno Federal con la Universidad de California para los estudios de cambio climático; el alcalde de la ciudad de San Luis Potosí, Enrique Galindo; el secretario de Medio Ambiente de Michoacán, Alejandro Méndez; y el director del Instituto para el Transporte y Desarrollo, Gonzalo Peón, este último es una organización sin fines de lucro, que se fundó en los EE.UU y tiene presencia en nuestro país.

En la cumbre se dejó en claro la urgencia para efectuar acciones que permitan evitar el calentamiento global por encima de 1.5 grados Celsius y de las devastadoras consecuencias de que este calentamiento no se detenga, de esta forma la Dra. Ruth Cerezo que es Integrante del Panel Intergubernamental de Cambio Climático e investigadora del Instituto de Ingeniería de la UNAM, quien participó en otro de los paneles de la cumbre, mencionó que hemos ya alcanzado un incremento de 1.1 grados Celsius con cifras al 2021 y que de no acelerar los procesos de mitigación y eliminación de emisiones sería imposible no superar el 1.5 grados que se tienen como meta para que el planeta evite una catástrofe ecológica.

Enfocando nuestro análisis en lo que respecta a si las ciudades pueden ser sustentables y que acciones se deben tomar, tocamos principalmente tres ejes: 1. Manejo de Residuos; 2. Generación y Consumo de Energía; y 3. Movilidad de Personas y Mercancías.

Es muy amplia la cantidad de acciones que estos tres ejes requieren para que se pueda considerar que las ciudades puedan alcanzar un balance cero en emisiones de carbono, es más pareciera una labor imposible de alcanzar; sin embargo, hay muy buenas iniciativas que podrían mitigar de forma amplia la generación de CO2, que requieren no solo la política pública adecuada, sino también una amplia participación de la ciudadanía y un manejo impecable de los recursos gubernamentales para favorecer el transporte público y la generación de energía proveniente de residuos orgánicos y renovables entre otros muchos de factores mencionados a lo largo de la cumbre.

Sin embargo, uno de los temas que más llamaron la atención, fue el compromiso de nuestro país ente la comunidad internacional en la reciente Conferencia de las Partes en Egipto, COP 27, que se celebró apenas hace unos días.

México elevó su compromiso de disminución de CO2 de 22 a 35 por ciento en la presente década, es decir que se deben de cumplir antes de 2030, y entre estos compromisos el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, se comprometió diversas acciones, pero una de ellas me llamó poderosamente la atención, es que en su propuesta ante la comunidad internacional, el canciller propuso que México en el 2030, del total de los vehículos comercializados, el 50 por ciento serán 100 por ciento eléctricos.

Y es que para que esto sea posible la cantidad de infraestructura eléctrica deberá de ser inmensa, adicionalmente a garantizar que las fuentes que suministren toda esta infraestructura deberán provenir de fuentes renovables de energia eléctrica, es decir de fuentes suministradas por el viento, el sol o el agua, para que la mitigación de emisiones sea efectiva.

Claramente llama la atención que sin una política de desarrollo tecnológico en nuestro país que hoy dé muestra que se esté trabajando sobre objetivos específicos, se comprometa el futuro de la movilidad con porcentajes tan agresivos, vaya si se logra, sería una cosa formidable, pero quiero compartir algunos datos que hoy suceden para que usted decida si esto pudiera ser viable.

En nuestro país actualmente solo el 5 por ciento del total de la población puede adquirir un vehículo nuevo, del cual el precio promedio ronda los 400 mil pesos, si igualmente vemos los precios hoy de vehículos eléctricos con prestaciones similares al precio promedio y con autonomía de traslado de entre 300 y 400 kilómetros, encontramos que los más accesibles cuestan más de 940 mil pesos, es decir más del doble del precio promedio de lo que se paga hoy por un automóvil de combustión interna.

Las estimaciones de los precios promedio en 2030 podrían rondar los 35 mil dólares, es decir que estarían en precios de al menos el doble de lo que la población paga, por lo que el incremento al salario de toda la población debería ser en los próximos 8 años de manera sustancial entre un 40 y 60 por ciento en términos reales a total de la población, claro sin afectar la inflación para que pudiera haber un mercado similar al que tenemos hoy, todo esto si se pretende que el 50 por ciento del total de los consumidores opten por un vehículo eléctrico.

Aunado a esto se deben instalar entre 500 mil y 700 mil cargadores en las principales ciudades y carreteras de los cuales al menos el 30 por ciento debe ser de carga rápida, y la demanda adicional de energía eléctrica 100 por ciento de fuentes renovables debería ser igualmente inmensa, cuando al día de hoy la Comisión reguladora de Energía no emite permisos de operación a muchos inversionistas que tienen proyectos de energía eólica, y solar en todo el país y a muchos otros que ya operaban les están retirando los permisos.

Vaya es tan grave el problema del acceso a la inversión de tecnologías renovables que existe una controversia impuesta por Estados Unidos y Canadá en contra del Gobierno de México que no permite el desarrollo de la generación de energía eléctrica limpia en contra de los comprometido en el T-MEC.

Por todo lo anterior, comparto algunas preguntas que de contestarse adecuadamente podrían poner a nuestro País a la cabeza de las economías emergentes. ¿Qué pasaría si en 2030 se elimina la posibilidad de circulación de vehículos de combustión interna en las principales ciudades del país?, ¿Existe la capacidad de transporte público suficiente para mover a todos los que no podrían comprar un vehículo eléctrico?, ¿también se obligaría a los vehículos de carga y pasaje a que sean eléctricos?, ¿existe la suficiente capacidad de generación de energía eléctrica, en general, no solo limpia, que soporte el incremento en la demanda? ¿Qué estudio tienen en la cancillería que les haga pensar que el 50 por ciento de los consumidores optarían por un vehículo eléctrico sin las garantías para su funcionamiento optimo en ciudad y en carretera? ¿Ya tienen los presupuestos para la infraestructura suficiente para el cambio tecnológico? Ojalá todas estas preguntas si tengan una respuesta para que los compromisos hechos en la COP27 se cumplan. Al Tiempo.


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/CR

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