Con la victoria de Donald Trump en noviembre pasado, las declaraciones sobre cómo iba a cumplir sus promesas de campaña, sobre todo las que tiene que ver con proteger el mercado estadounidense empezaron a repercutir en el escenario global, así como las designaciones polémicas en su círculo más cercano que lo acompañará de 2025 a 2029.
La que más impactó fue la de aumentar los aranceles a los productos de México y Canadá, sus socios en el T-Mec en un 25 por ciento, lo anterior presuntamente porque ambos países no hacen nada para combatir la migración ilegal y el tráfico de estupefacientes, sobre todo el fentanilo.
Ante este escenario, la presidenta Claudia Sheinbaum en un acto de valiente soberanía emitió una carta, en la que plantaba cara a las declaraciones de Trump y su intento de cobrar más a México por las importaciones hacia el país del norte.
La presidenta aseguró que en caso de que el próximo gobierno de Estados Unidos elevará los aranceles, México iba a hacer lo propio. Pero también confirmó que no era necesario llegar a estos extremos, que eso sólo iba a perjudicar a los consumidores de ambos países y puso de ejemplo a armadoras automotrices estadounidenses que se encuentran en México, esos aranceles los iban a perjudicar, precisamente lo que Trump está tratando de prevenir.
Esto provocó que la presidenta Claudia Sheinbaum tuviera una llamada telefónica con Trump y que posteriormente ambos emitieran un comunicado cordial, en el que aseguraban que iban a comenzar a tratar cada uno de los problemas que propició la amenaza comercial.
Sin embargo, no fue lo mismo para Canadá, ya que el primer ministro, Justin Trudeau, viajó hasta Miami a entrevistarse con el próximo presidente de los EE.UU., para plantear lo mismo que la presidenta de México le expuso, que los aranceles perjudicarían a ambos países.
Pero la respuesta de Canadá fue tardía, estuvo al pendiente de la posición de México, en un primer escenario hasta gobernadores canadienses pedían la expulsión de nuestro país del T-MEC, ahora tuvieron que copiar la estrategia de México para no salir perjudicados.
Trump ya lo había descrito en su libro “El arte de la negociación” como una estrategia, provocar al adversario con una amenaza y partir de su respuesta, él afirma “si son débiles los aplasto, si son fuertes, negocio”
Hoy los medios de comunicación estadounidenses le dieron crédito a la valentía de nuestra presidenta, por lo que Trump vio en ella una adversaria fuerte y va a negociar con México, con Canadá tal vez no sea tan benevolente.
De hecho, Trump ha lanzado la misma amenaza a las BRICS, subirá los aranceles 100 por ciento a los países que integran el bloque comercial si se atreven a crear una moneda común que ponga en riesgo la preponderancia del dólar en los mercados internacionales.
México salió bien librado de la primera estrategia de Trump, veremos cómo reaccionan las BRICS que incluyen a Rusia y China.