Esta semana es la presentación de mi libro. Necesito escribir cómo lo voy a presentar… me doy cuenta de que, así como empecé el libro, así empiezo esta presentación… sentándome frente a la computadora con el corazón a mil por hora y un nudo en la garganta… pero sobre todo con mil dudas sobre si habré sido capaz de comunicar el mensaje de JuanCa.
Así escribí el libro y la presentación que hoy te comparto en esta columna… levantándome del escritorio en un mar de lágrimas y MUY ENOJADA… me doy cuenta de que el enojo es mi forma de enfrentar el dolor. Y quiero tirar la toalla para no seguir escribiendo, pues esto es demasiado doloroso.
No quiero confrontar, no quiero seguir escribiendo. Dicen que la escritura SANA, que es terapéutico… pero las heridas se vuelven a abrir con cada tecla que presiono.
No quiero seguir… pero pienso en ti, JuanCa… así que agarro valor en tus recuerdos y en tu forma de enfrentar la vida… que fue siempre con una sonrisa.
Todos los que tuvimos el placer de convivir contigo no me dejarán mentir: ¡Nadie daba tanto amor como tú! Por eso quiero compartir este libro, para que todos te conozcan y puedan sentir, a través de mis líneas, el amor que inspirabas, aun cuando me genere mucho estrés no poder transmitir tu mensaje… sin duda alguna me quedaré corta presentando tu libro.
ES casi IMPOSIBLE transmitir tus enseñanzas, pero SÍ es IMPOSIBLE transmitir el amor único que le dabas a todos los que tuvimos el HONOR de conocerte.
Mi intención al escribir siempre fue acompañar a los que tenemos el corazón roto, pues los años en este proceso de duelo me hicieron sentir muy sola… sentía que nadie entendía mi dolor.
Hoy me doy cuenta de que muchos atravesamos nuestros duelos en soledad… y eso resulta todavía MÁS DOLOROSO. Por eso, al escribirlo pensaba en todas esas personas… con la intención de dejar que JuanCa Regreso a Casa, acompañe a todos los que nos duele el alma.
Así que espero que, si el libro llega a tus manos, sea como una caricia de mi niño que, donde quiera que esté, desea que lo conozcas para que sientas un poco del amor que transmitía con su mirada.
Nada más tu presencia hijo mío, nos llenaba el corazón… así que espero que tu libro acaricie y acompañe al doliente que se siente completamente abandonado… porque no estamos abandonados ni solos… solo necesitamos REGRESAR A NUESTRA CASA.