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Calvario Judicial

Calvario Judicial

Columnas miércoles 15 de enero de 2025 - 22:29

Aunque falta una pequeña eternidad para Semana Santa, el proceso de renovación de jueces y magistrados, adscritos al Poder Judicial de la Federación, ha estado envuelto en un verdadero calvario secular.

En principio tendríamos que definir el status de la elección: ¿está o no está suspendido el proceso de renovación? Parcialmente, de lo contrario, Yasmín Esquivel, la ministra plagiaria que aspira a presidir la Suprema Corte “del Bienestar”, no hubiera salido al ruedo a defender sus inocultables intereses:

«Me parece muy delicado que no haya candidatos el 8 de febrero, que tenga que enviar el Comité de Evaluación del PJF al Senado de la República, y se quede el Comité de Evaluación de PJF sin candidatos (…) Hay más de mil personas inscritas en un estado de incertidumbre, esperando que continúen los trabajos de este Comité de Evaluación, una violación a los derechos político-electorales de los aspirantes a jueces, magistrados y ministros».

No obstante, la suspensión no sólo obedece al curso fatal –al menos para la 4T– de más 600 amparos interpuestos, también a una imposibilidad técnica advertida por el Instituto Nacional Electoral: la insuficiencia presupuestal.

Hace exactamente una semana los integrantes del Consejo General del INE fueron recibidos por la presidenta Claudia Sheinbaum en Palacio Nacional con el único objetivo de solicitar una ampliación presupuestal pues, de 27 mil millones de pesos que cuesta anualmente el organismo, habrá que descontar 7 mil 300 millones por concepto de prerrogativas de los partidos y poco más 15 mil millones de gastos de cuenta corriente –entre nóminas y operaciones específicas–, dejando 5 mil millones efectivos para organizar una elección que necesita el doble para que se cumpla la calentura populista de que “el pueblo bueno y sabio” elija sus futuros jueces y magistrados.

Después de varias horas los consejeros se regresaron por dónde vinieron, les dijeron que sí con una sonrisa forzada, pero no les dijo cuánto. Y por si todo lo anterior fuera poco, ayer se esbozó una tercera imposibilidad procesal que termina por convertir el experimento judicial más grande de nuestra historia en el hazme reír del constitucionalismo democrático: las reglas del juego, un componente central de la competencia democrática, no son claras.

Ahora fue la propia Sheinbaum quien, desde la Mañanera del Pueblo, encendió todas las alarmas:

«Es muy importante –dijo la presidenta– que el INE lo más pronto posible diga cuáles son las reglas, qué puede hacer un partido político, yo por ejemplo creo que cualquier partido político puede llamar a participar, no así a llamar a participar por un candidato o a simular a través de una asociación civil que están en contra de uno de otro».

¿Acaso “el pueblo bueno y sabio” necesita ayuda de los bien intencionados partidos políticos para decidir quién llevará la toga y quién seguirá litigando? El chiste, mi buen amigo de la transformación, se cuenta solo.

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/CR

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