Activista ruso-canadiense Pytor Verzilov condenado a ocho años de prisión por criticar la guerra en Ucrania

Verzilov, de 36 años, alcanzó prominencia como portavoz no oficial del grupo opositor feminista Pussy Riot después de que varios de sus miembros fueran encarcelados por una protesta realizada en febrero de 2012. En esa ocasión, los integrantes del grupo, con pasamontañas, irrumpieron en la catedral del Cristo Salvador de Moscú, entonando una canción de protesta contra Putin.

El mismo tribunal que condenó a Verzilov también sentenció la semana pasada a otra activista de Pussy Riot, Lyusya Shtein, a seis años de prisión en rebeldía, basándose en las leyes de censura en tiempos de guerra.

Verzilov ha sido conocido por compartir frecuentes críticas en las redes sociales contra la participación de Rusia en la guerra de Ucrania, incluso publicando vídeos que muestran fosas comunes en el suburbio kievita de Bucha.

Según reportó el canal de Telegram Ostorozhno Novosti, el Tribunal de Distrito Basmanny de Moscú declaró a Verzilov culpable de difundir información "deliberadamente falsa" sobre el ejército ruso. Aunque fue condenado el año pasado por este delito, un tribunal de apelación anuló el veredicto en marzo por razones no especificadas, ordenando un nuevo juicio.

Verzilov abandonó Rusia en 2020 después de que las autoridades registraran su domicilio y fuera acusado de no informar al Gobierno sobre su ciudadanía canadiense, país donde residió parte de su infancia. En la primavera pasada, anunció que se había unido al ejército ucraniano que lucha contra Rusia, aunque no se ha confirmado si todavía se encuentra allí.

Cabe mencionar que en 2014, Verzilov y otros activistas de Pussy Riot cofundaron Mediazona, un sitio de noticias independiente que informa sobre el sistema de justicia penal de Rusia.

Conocido por su alianza con el fallecido líder opositor Alexei Navalny, Verzilov también fue objeto de tratamiento médico en Alemania por sospecha de envenenamiento. Esto ocurrió después de que Verzilov enfermara repentinamente en Rusia en 2018, perdiendo temporalmente la vista, el oído y la capacidad de caminar, experiencia similar a la de Navalny.

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