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¿Y si Ricardo tenía razón?

¿Y si Ricardo tenía razón?

Columnas viernes 02 de octubre de 2020 - 05:14

A toro pasado


Recuerdas cuando Ricardo Salinas Pliego salió a dar una declaración allá por finales de marzo en donde decía —palabras más palabras menos—: “A mis empresas esta pandemia no las va a detener, nosotros NO vamos a cerrar y háganle como quieran”.

Las reacciones no se hicieron esperar y lo queríamos linchar por irresponsable tachándolo de superfluo, interesado solo en la lana, que solo pensaba en seguir teniendo ingresos y que casi casi lo íbamos a acusar por crímenes de lesa humanidad por tal declaración.

A ver, yo NO quiero minimizar ninguna de las más de 77 mil víctimas por Covid-19 en México, ni los contagios y hospitales saturados; ni las tragedias que muy de cerca nos ha tocado vivir. Los meses pasados han sido horribles y de muchísima incertidumbre, miedo, estrés y desesperación, pero… ¿Qué ha cambiado de esos horribles meses a la fecha? Que simplemente la gente ha cobrado mayor conciencia y se cuida más.

Mi punto en esta columna es muy claro: ¿Qué hubiera pasado si le hubiéramos hecho caso a Ricardo y nos hubiéramos cuidado, pero sin haber tenido que desmadrar la economía?

¿Qué cambió ahora que me subí a un avión —lleno— rumbo a Guadalajara? ¿Qué cambió ahora que ya los restaurantes volvieron a abrir con medianamente sana distancia? ¡Exacto! Cambió que ahora ya nos acostumbramos a vivir en esta nueva normalidad, que ya usamos tapabocas, tenemos sana distancia, nos monitorean la temperatura y si fallamos en alguno de esos requisitos simplemente no entramos al centro comercial, a una tienda o no nos dejan trepar a un avión.

A toro pasado es fácil suponer qué hubiera pasado si la economía no la hacemos volar por los aires, perdiendo miles de empleos, teniendo empresas en quiebra, cero liquidez, mucha deuda en tarjetas, etc.

Guardarnos meses y meses la verdad es que no ayudó de mucho porque siempre hubo gente incrédula deambulando sin protección. Ahora que ya estamos hartos y que sacamos la cabecita nos empezamos a dar cuenta del recuento de los daños. Locales cerrados permanentemente, proyectos truncados y ver con sorpresa que tu restaurante favorito ahora ya no existe.

Los que quedamos en pie después de este desastre tenemos la responsabilidad moral de dar fuentes de empleo, cuidar al personal y por sobre todas las cosas cuidar a nuestros clientes post pandemia que se hicieron más exigentes y conocedores; ellos necesitan vivir experiencias y no solo hacer un intercambio transaccional.
Esta post pandemia nos hará más listos, más vivos, más creativos y estratégicos.

Mientras no entendamos que todo cambió, no vamos a poder ajustar nuestros procesos y orientarlos hacia una verdadera y total satisfacción al cliente mega informado.

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/CR

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