El petista Gerardo Fernández Noroña, que a partir de septiembre llegará al Senado, comienza a crear complicaciones dentro de la coalición de la 4T por su demanda de que cumplan acuerdos de las “corcholatas”.
En las últimas 72 horas la estridencia del político tomó un matiz que llamó la atención de la próxima presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y con prudencia, para no apagar el fuego con gasolina, ofreció públicamente reunirse con él en el momento oportuno.
Además, no hay que pasarlo por alto, la virtual mandataria electa deslizó una frase que caló hondo en su camarada: “él es del PT”.
¿Qué hacemos con Gerardo Fernández Noroña? Esta aparece como la pregunta recurrente de la semana a partir de la viralización del reclamo porque no recibió un encargo como sí lo obtuvieron Adán Augusto López Hernández, que se encamina para coordinar a las y los senadores; mientras que Ricardo Monreal Ávila, liderará a las y los diputados.
Hay que recordar que en la interna morenista prometieron premios de consolación a los perdedores del proceso, el problema surgió cuando Noroña sorprendió ubicándose en tercer lugar, debajo de Sheinbaum y Marcelo Ebrard, desplazando al ex secretario de Gobernación.
Una posible salida a este conflicto, no grave, pero que sí sacude a la coalición, es que Gerardo sea nombrado coordinador de los senadores del PT y a su vez asuma la presidencia de la Cámara alta.
Otra opción es que además del liderazgo petista se pueda desempeñar como vicecoordinador parlamentario, aunque eso implicaría trabajar bajo las órdenes de López Hernández.
La última alternativa, menos probable por supuesto, es que envíen al camarada al gabinete federal, pero ¿qué posición podrían conceder a un cuadro que insiste en una recompensa por perder y no armar un escándalo? En el fondo esto es lo que reclama.
Hay mucho tiempo por delante, aunque resulta obvio que ya tomó acuse de recibido con las palabras de la próxima presidenta que pronunció al inicio de la semana.
Ahora necesita prudencia y paciencia que no son precisamente sus principales características, pero requerirá calmar sus ánimos si en verdad desea negociar y obtener algo que considere valioso en su carrera política.
Lo malo es que detrás de Fernández Noroña comienzan a levantarse una serie de militantes identificados como “radicales”, que no quedaron muy satisfechos que digamos con la presentación del primer bloque del gabinete 2024-2030.
Gracias a este grupo en el que están Rafael Barajas “El Fisgón” e incluso Jesús Ramírez, vocero de Andrés Manuel López Obrador, son los principales impulsores, indirectos, de esa causa, de la que aún no se ve si va a llegar a buen puerto.
CAJA NEGRA
Como cualquier crisis, y después de una derrota política, los integrantes de un partido buscan recoger los pedazos para armar una vez más, pero a su propio estilo. Es el juego del poder, extraño sería que no sucediera una disputa como la que ahora vemos que transcurre en el PAN.
Los desafiantes, Mónica Rodríguez Della Vecchia, Rafael Micalco Méndez, Guadalupe Leal, y hasta Mario Riestra y Edmundo Tlatehui, enfrentan un reto, ganarse a los integrantes del Consejo Político y de la Comisión Permanente.
Sin esos votos será prácticamente de anécdota su participación en una contienda para suceder en el cargo a Augusta Díaz de Rivera Hernández.
Ambos órganos de partido están en manos de Eduardo Rivera Pérez, así que será él, o en su caso Adán Domínguez, quienes caminen con un paso más seguro a ocupar la presidencia del Comité Directivo Estatal del blanquiazul.
Ahí está el secreto, la pregunta es, ¿quién posee capacidad, habilidad y recursos para arrebatarles el partido?