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“Me gusta sentir la adrenalina al soldar, para mí es romper todos los estereotipos”

“Me gusta sentir la adrenalina al soldar, para mí es romper todos los estereotipos”

Puebla miércoles 08 de marzo de 2023 - 01:15

Carolina Cortés ha demostrado que una mujer es capaz de trabajar en un oficio diseñado especialmente para hombres; sin embargo, ha luchado contra el acoso y humillaciones para hacer lo que la apasiona

Por Guadalupe Juárez

El tono de voz de Carolina Cortés cambia cuando habla de la adrenalina que le causa tener la capacidad de modificar el metal como soldadora, el orgullo que le da el haber trabajado en un edificio que ahora sobresale en la Vía Atlixcáyotl y en una ciclopista elevada en el bulevar Hermanos Serdán.

Sin embargo, el entusiasmo se desvanece cuando habla de las agresiones sexuales que ha sufrido en un entorno, donde ha trabajado junto a 50 hombres, las veces que ha tenido que renunciar, porque no le han garantizado ejercer con tranquilidad lo que más le apasiona.

Lina es madre soltera y a pesar de haber vivido experiencias desagradables, no se desanima y espera que pueda seguir haciendo lo que le gusta, sin sentirse amenazada por los hombres que la rodean.

Háblanos de ti, ¿quién eres?
-Soy Carolina Cortés. Tengo 26 años y soy soldadora desde hace siete años aproximadamente.

¿Cómo aprendiste a soldar?, ¿Cómo fue el acercamiento a este oficio?
-Cuando tenía 19 años, pues era madre soltera estaba buscando una oportunidad laboral, la cual encontré como trabajadora en el área de limpieza de obras, limpiando escombros, recogiendo escombros, y ahí encontré una compañía que hacía todo tipo de herrerías para ese tipo de edificios. Entonces, me llevaba muy bien con esas personas que trabajaban en herrerías y fue así como me dieron la oportunidad de integrarme a laborar con ellos, pero como secretaria. Acepté su propuesta, me incorporé a trabajar en herrería como secretaria, pero era una jornada laboral de 12 horas, aproximadamente.

A mí me aburría demasiado, y empecé a convivir con los herreros, entonces ahí empecé con las dudas que yo tenía con respecto al trabajo; los veía y me llamaba demasiado la atención y les preguntaba sobre él.

Le pedí la oportunidad a uno de ellos y me dijo “ok, cuando termines tus labores como secretaria, toda la documentación o los papeles que tienes que manejar, si quieres te bajas y yo te voy enseñando un rato todo lo que tiene que ver conforme a la herrería”, y pues, así, esta persona fue la que me motivó a trabajar, y me enseñó, pues lo hacíamos a escondidas, que no nos viera el patrón, porque pensaba que me iba a regañar o que hasta me iba a correr por lo mismo de que pues yo estaba incumpliendo mi deber como tal.

Así estuve oculta, aprendiendo secretamente como medio año. Un día, el patrón llega y me encuentra soldando, entonces él dijo “ok, ya estás aprendiendo, pues quiero ver qué tipo de soldadura manejas” y me hizo una prueba. Me vio y solamente se dio la vuelta, pensé que al otro día me iba a correr.

Pasaron alrededor de tres semanas, un mes, y falta un chico que era compañero mío, soldador y me dice: “Oye, es para soldar una escalera, no sé si puedas tú ir a obras, veo que has estado avanzando”.

El mismo patrón me dio la orden de salir a obras a trabajar y pues así fue así.

Fui a obras a soldar la escalera, de ahí vio el desempeño que yo ejercía y me dijo que ya no iba a ser secretaria.

Ahí, en ese taller, aprendí a pintar, a cortar, a armar alguna herrería, a soldar y ahí pasé, pues se podría decir como los mejores años, porque pues ya aprendí mucho de cada persona que ahí me ayudó. Creo que fue el único taller donde realmente sentí compañerismo y, a través de los años que estuve en ese taller, dije “bueno, ya es el momento de abrir las salas”, porque empezaba a ver en redes sociales en videos que había cosas aún más grandes, como estructuras que se soldaban y eso como que me motivó aún más de emprender el vuelo.


¿Y qué te llamó la atención de este oficio?, ¿Qué es lo que más te gusta?

-Para mí el soldar, es como si estuviera escribiendo teniendo una caligrafía muy muy bonita. Yo siento es como si fuera para mí como algo artístico, la forma en la que se forman los cordones, la forma en la que uno maneja el metal líquido, obviamente soldar, pero más el sentirme útil, porque muchas obras públicas, de una soldadura, dependen hasta 500 personas, tenía que hacerlo bien.

Me gusta el sentirme comprometida con mi trabajo, que yo puedo modificar el metal, el manejar el calor, todo, porque a mí me gustaba hasta ver el diseño de las vestimentas del soldador… el uniforme, pues que tenían que usar las matemáticas y la caligrafía. Te digo, te comento que para tener una tranquilidad y el poder como escribir con una tranquilidad. Yo lo veo así de esa forma con el electrodo.

Y ahí me empezaron a reconocer y me llenaban esa pequeña humanidad o ego de decir “Oye, eres la única mujer que conozco en el ramo”, o sea qué padre, eso también me gusta, también la adrenalina el sentir que yo puedo competir con personas, que pues probablemente saben más en el ramo. El romper estereotipos, o sea, ese tipo de cosas fueron las que me han llamado la atención.

¿A qué te has enfrentado por ser mujer y soldar?

-Ha sido muy duro, muy, muy duro, cuando yo emprendo el vuelo y empiezo a ir a obras públicas a hacer pruebas de soldaduras, me empiezan a enfrentar a los tabús de los hombres, quienes todavía tienen la mentalidad de antes, esa mentalidad de que las mujeres no pueden, que las mujeres, pues son muy débiles, que no creen que pueda llegar uno a competir con un hombre por la fuerza por el tiempo, que lamentablemente por estar en un trabajo supuestamente diseñado para hombres, creen que uno no es capaz de ejercerlo.

Tuve la fortuna de encontrarme en el camino con algunas personas que me han motivado, que me han apoyado, por ejemplo, hay veces que me trabo o por el mismo nerviosismo de trabajar alrededor con 50 o 30 hombres, pues me entran nerviosismo y, digo “no voy a poder”, pero te tenido compañeros que me motivan y me dicen “sí puedes”, pero de lado contrario de la moneda ha habido acoso, han sido humillaciones, han sido momentos muy duros.

Por tratar de permanecer en un trabajo, me han dicho que necesitan algo a cambio, me han acosado y hasta he pasado intento de agresiones sexuales, si no hago lo que ellos quieren, he perdido trabajos muy buenos.

¿Cómo cuál?

-Trabajé en una empresa muy reconocida aquí en Puebla y a nivel nacional, estuve trabajando algunos meses. En la entrada había una lona con una pañoleta morada y decía “alto a la agresión hacia la mujer, y fue una de las experiencias más desagradables que tuve en mi oficio.

Después de unos meses, empiezo a ver el agravio de todos los compañeros, pero el director dijo que hasta que no hubiera un tocamiento, no podía expulsarlos.

Me invitaban a salir, me negaba, pero al otro día no me hablaban o me saboteaban mi trabajo, me regañaban, vivía un infierno.

Hablé con la de recursos humanos sobre esto y me dijo que yo había elegido competir con hombres, por estar en producción, porque a las arquitectas no les pasaba esto, que “qué esperaba”.

Hablé con el directivo y me dijo que, qué podía esperar si era la única mujer y que no me podía estar “cuidando”. La única solución que me ofreció fue darme de baja, tuve que salirme.

Empecé a buscar trabajo, aunque esa empresa era como un sueño que me arrebataban por una tontería.

¿Qué condiciones crees que debe haber para que tú puedas trabajar tranquila en este sector?

-Yo te podría decir muchas cosas, y es más, o sea, he tratado de demostrar el que realmente una mujer sí es capaz, o sea, por muy fuerte que sea la situación o las cosas para soldar la estructura, yo te puedo decir que podemos, pero no podemos ir en contra de la marea, de la mentalidad de tantos hombres que, todavía creen que las mujeres su único lugar es estar en casa, o sea, tal grado que hace unos días por tomar fotos en el trabajo con mi grupo de compañeros, un sábado me marcan en la madrugada y me dicen es que “tú eres una oportunista, eres una hija de tal”. Me empezaron a insultar, traté de tranquilizarme, y era la esposa de uno de mis compañeros.

También, tienes que vivir con los ataques de otras mujeres y luchar con la mentalidad de los hombres. En realidad, en los años 50 mientras que los hombres se iban a la guerra. las mujeres se quedaban a soldar.

Mujeres como yo, lo único que pedimos es respeto al trabajo, respeto a la persona, porque no por el hecho de que vayamos y nos presentemos a laborar hasta con ropa entallada, significa que vamos a provocar… es porque nos sentimos cómodas de ese modo, es porque si nos maquillamos es por amor propio, no por tratar de coquetear o de buscar a un hombre en esos trabajos.

Pero no me voy a alejar de mi pasión, de lo que me apasiona, de lo que yo ya sé hacer, de lo que siento que puedo llegar a abrirme muchos caminos por muy difícil que sea, pero si estoy ahí, es porque la convicción que ahí es mi lugar, que ahí es donde yo me siento bien.

¿Qué les dirías a otras mujeres que están en tu misma situación?

-Que realmente no se dejen intimidar, ni de caer, ni hacerle caso a las palabras que dicen en el lugar de trabajo donde se encuentran, que son capaces, y que han logrado estar en ese lugar, es porque pueden hacer mucho más de lo que ahorita están ejerciendo.

Carolina enlista orgullosa que trabajó en la soldadura de la torre helea, un edificio en forma de hélice que aloja departamentos de lujo sobre la vía Atlixcáyotl, así como la ciclovía elevada Hermanos Serdán y agrega:

Quiero enfatizar que las empresas confíen más en la capacidad de las mujeres, que no cierren las puertas, al contrario, que haya más lugares o empresas que nos den la oportunidad de demostrar que también podemos hacer y ejercer la labor o el oficio que creen que está diseñado especialmente para hombres.

Foto: EsImagen

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JF/CR

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