La mentira como forma de gobierno sólo puede ser eficiente en una sociedad presa de la pobreza y predispuesta a la complacencia. Dicho en otras palabras: la precarización económica conjugada con el fracaso del sistema educativo ha resultado en una combinación necesaria para la subsistencia de los populismos en América Latina.
Me disculpo por reproducir dos terceras partes de mi columna “Fantasías animadas de ayer y hoy presentan: la soberanía energética”, publicada el pasado 06 de agosto, pero me resulta estrictamente necesario:
«Dejemos a un lado el sobrecosto de la Refinería de Dos Bocas: originalmente proyectado con una inversión máxima de 6 mil millones de dólares que terminaron convirtiéndose en 16 mil 800 millones en un país que es parte del T-MEC, una zona comercial de influencia global que tiene como fecha límite el año 2030 para convertir, todas las importaciones y exportaciones de su industria automotriz, en productos 100 por ciento eléctricos».
«Obviemos los esquemas de adjudicación directa, una de las razones detrás del sobrecosto de Dos Bocas, así como el tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito que se genera por la asignación de contratos inflados a empresas comparsas. La inversión multimillonaria de los mexicanos en Dos Bocas tenía un único objetivo: lograr la soberanía energética y, en consecuencia, una reducción sustantiva en el precio final del litro de gasolina al consumidor no dependiente de la hacienda pública, es decir de ningún subsidio del IEPS».
«¿Lograremos entonces la panacea energética con Dos Bocas? Difícilmente. En La Mañanera de este 5 de agosto, en cifras alegres, el presidente López Obrador aseguró que la refinería “ya está produciendo el 10 por ciento del consumo de gasolina en el país”, y además se comprometió a que en dos semanas, “aumentará la producción al 20 por ciento” de ese total. Aceptando sin conceder, la proporción de los datos oficiales aún es insuficiente para que el consumidor vea una reducción del precio de la gasolina, por una sencilla razón: ese precio final no depende del monto de la producción».
«Y a las pruebas me remito. Este 5 de agosto el precio promedio del litro de gasolina Magna, a nivel nacional, está en 24.12 pesos, mientras que el de Premium alcanzó los 25.52. ¿Cuántos pesos y centavos, gracias a los buenos oficios de Dos Bocas, lograrán aliviar la cartera del consumidor el próximo 5 de septiembre? Ninguno, en el mejor de los escenarios, el precio se mantendrá estable».
La hora de la verdad ha llegado y con una pequeña ventaja para el régimen, pues han pasado seis en vez de cuatro semanas desde la circulación de la citada columna. En consecuencia, este 18 de septiembre el precio promedio a nivel nacional de la gasolina Premium fue de 25.48 pesos, mientras que la Magna alcanzó los 23.99 pesos. Se trata de una reducción ridícula de 0.04 y 0.13 centavos, respectivamente.
Podríamos seguir haciendo el mismo ejercicio en un trimestre o dos y la reducción no será significativa, pues es evidente que hemos sido estafados; pero tranquilícese, siempre nos quedarán los aplausos.